La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) afirma que el cáncer de cérvix constituye la cuarta neoplastia más frecuente en mujeres a nivel mundial, ocupando el puesto número 11 en España.

El cérvix comprende la zona fibromuscular situada en el interior del útero y su longitud oscila entre los tres y los cuatro centímetros en función de la edad, el número de partos o el momento del ciclo menstrual en el que se encuentra la mujer.

El cáncer de cérvix aparece cuando las células benignas de esta zona comienzan a dividirse sin control, aunque pueden producirse anomalías que no necesariamente desencadenen un cáncer.

La causa principal de más del 99% de los casos de esta enfermedad se corresponden con la infección crónica del VPH, de manera que todos los factores relacionados con su contagio constituyen factores de riesgo del cáncer.

Se trata de la infección de transmisión sexual más común y la mayoría de la población sexualmente activa entra en contacto con ella en algún momento de su vida; S<zain embargo, es asintomática, de manera que aquellas personas que la contraen pueden transmitirla sin saberlo.

En este sentido, en la actualidad hay registrados más de 130 tipos de VPH, de los cuales, al menos 14 se consideran de alto riesgo para la aparición de cáncer. De este modo, el cribado de cáncer de cérvix es fundamental para prevenir su desarrollo.

Para ello se lleva a cabo la citología mediante la técnica de Papanicolaou, que combinada con una detección del virus del papiloma humano (VPH), permite alcanzar una sensibilidad para detectar las lesiones preinvasoras del cáncer de cérvix en un 96 por ciento.

Esta técnica de prevención ha evidenciado una reducción del 70% de la morbimortalidad a causa de este tipo de enfermedad. En este sentido, las mujeres de 25 a 65 años deben hacerse citologías.

Más concretamente, las mujeres de 25 a 34 años deben hacerse la prueba cada tres años. Por su parte, si las mujeres de 35 a 65 años tienen un resultado negativo, deberán hacerse la prueba a los cinco años, mientras que, si el resultado es positivo, deberán hacerse un triaje con citología y si este resulta negativo, deberán repetir la prueba al año.

Sin embargo, la mejor estrategia para prevenir el cáncer de cérvix es la vacunación, pues evita que se produzca la infección de manera persistente y que se desarrollen lesiones preneoplásticas.

En este sentido, en el año 2007, el calendario de vacunación del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) recomendó introducir la vacunación contra el VPH a las niñas entre los 11 y los 14 años. Desde 2015, quedó estipulado que la vacunación fuera a los 12 años.

Sin embargo, la vacunación debería realizarse a ambos sexos, pues el virus del papiloma humano no desencadena sólo cáncer de cérvix, sino también otros tipos que afectan a mujeres y hombres, como el cáncer de vulva, vagina, anal, pene y orofaringe.

En la actualidad, se están investigando nuevas técnicas basadas en la inteligencia artificial para diagnosticar este tipo de cáncer de manera precoz.