El análisis del fluido del seroma exudativo, que suele desecharse tras una operación de cirugía, podría servir para identificar si el paciente acabará por sufrir una recaída por cáncer. Aunque de momento solo se ha aplicado en casos de melanoma, este descubrimiento podría enfocarse en el futuro a otros tipos de cáncer.

Un reciente estudio desarrollado en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha desvelado la importancia de la biopsia líquida, un análisis de los fluidos que se obtienen tras una operación quirúrgica. Puesto que este tipo de estudio puede detectar “la presencia de vesículas extracelulares y ADN circulante que contienen mutaciones en el gen BRAF”, como declaran desde el CNIO. Esto significa, que través de esta biopsia se pueden detectar la presencia de elementos, como células cancerosas, que señalarían el resurgir de un nuevo tumor en el paciente que ha sido tratado.

De esta forma, se podrían establecer nuevas terapias para prevenir una recaída que, hasta el momento, se asociaba a un 50% de los pacientes tratados. Por desgracia, hasta ahora no era posible discernir entre quién la sufriría y quién no. Pero, después de lograr diagnosticar con éxito la progresión del tumor en casos de melanoma, los expertos ya han comenzado a estudiar la posibilidad de enfocar esta terapia a otros tipos de tumores.

No obstante, el mayor obstáculo que se ha hallado se encuentra en las nuevas terapias contra el cáncer, que cada vez requieren menos intervenciones quirúrgicas. Por este motivo, se busca implementar esta biopsia líquida, un tratamiento no invasivo, a través del plasma de una pequeña muestra de sangre.