Ha hecho del crimen su modo de vida. Al menos, en la ficción. "Yo hago palomitas literarias. No intento dar lecciones de moral, quiero que la gente se olvide del mundo durante unas horas.

J. D. Barker lo ha conseguido con lectores de todo el mundo, haciendo de la violencia puro entretenimiento. "He entrevistado a muchos asesinos en serie en la cárcel y la mayoría de delincuentes son muy aburridos, no son inteligentes precisamente. Parto de la realidad, pero voy un nivel más allá.

"He entrevistado a asesinos en serie y son aburridos"

No solo en sus historias, también en la forma de contarlas. Porque la novela negra, que siempre copa las listas de libros más vendidos, no ha dejado de adaptarse a nuestro modo de vida frenético. Son cada vez más rápidas, más trepidantes y más imprevisibles. "Una novela de Agatha Christie la leemos ahora y es muy entretenida, pero me resulta muy lenta, francamente, y eso es porque estamos acostumbrados a este mundo de hoy".

"Una novela de Agatha Christie es entretenida, pero muy lenta"

No sabemos qué pensaría Agatha Christie de 'Los crímenes de la carretera', el último libro de J. D. Barker. Pero hay un misterio más que resuelto, y es que la novela negra nunca muere.

La historia de España también se ha escrito en las alcobas. "El sexo y el poder, de alguna manera, siempre han estado relacionados", cuenta la escritora Marta Robles.

Y si no que se lo digan a Leonor de Guzmán, la concubina con la que Alfonso XI tuvo 10 hijos, aunque él estuviera casado con María de Portugal. "Uno de ellos, Enrique de Trastámara, asesinaría a su hermanastro y cambiaría la dinastía".

La trastienda sexual de España

Marta Robles se ha adentrado en la trastienda sexual de reyes y reinas. "Tuvieron otra manera de desarrollar sus pasiones carnales", dice. Las de ellas no estaban bien vistas. "Todos lo rasgos que tenían que ver con una sexualidad desaforada estaban considerados de mujer mala".

Mientras que en ellos estaba totalmente aceptado. Felipe IV, por ejemplo, "era un adicto al sexo brutal", y tenía la costumbre de mandar a sus amantes a conventos hasta que una dama se plantó y lo rechazó.

"Felipe IV era un adicto al sexo brutal"

Aunque es cierto que muchas reinas tuvieron que aguantar las infidelidades de sus maridos, "hay algunas que tuvieron lo suyo", asegura Robles. María Luisa de Parma, cuanto estaba a punto de morir, llamó a su confesor y le dijo: "De los 23 embarazos que he tenido en mi vida, en ninguno de ellos ha tenido que ver mi marido, el rey".

Estas son algunas historias recogidas en 'Pasiones carnales', pero otras mejor leerlas.