Es hora de pasar a la acción y mucha gente está tratando de hacernos reaccionar. Uno de ellos es el escritor Jonathan Safran Foer, que, a través de su nuevo ensayo ‘Podemos salvar el mundo antes de cenar’ (Seix Barral, 2019), señala que, para intentar revertir los efectos del cambio climático, basta con dejar de comer carne hasta que llegue la hora de cenar.

Comemos el doble de carne de la recomendada

A pesar de que en España el consumo de carne ha caído un 12% en los últimos seis años, las cifras siguen siendo muy altas. En 2019, cada español ingirió 33 kilos de carne. Es decir, más de 600 gramos por semana, el doble de lo recomendado. La propia ONU ya advirtió de la necesidad de cambiar nuestros hábitos alimenticios. El 37% de las emisiones globales están asociadas a la producción mundial de alimentos.

Un grupo de 37 científicos ha confeccionado una dieta respetuosa con el planeta y con nuestra salud: “la dieta planetaria”. Consiste en reducir las grasas saturadas, la sal, el azúcar y duplicar el consumo de frutas, verduras y legumbres. Esto pasa, además, por lograr un modelo agroalimentario sostenible. Actualmente, según el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), el sector agrícola y ganadero genera el 23% de todos los gases de efecto invernadero.

Responsabilidad ciudadana

En los últimos meses, ciudades de todo el mundo se han manifestado para pedir medidas urgentes. La sociedad ha demostrado estar un paso por delante de la política. Mientras Greta Thunberg moviliza a millones de personas con apenas 16 años, el segundo país más contaminante del mundo, Estados Unidos, ha decidido abandonar el Acuerdo de París.

Por esta razón, Safran Foer sugiere que sean los ciudadanos los que mantengan la lucha contra la crisis climática. Una batalla que pasa por realizar pequeños gestos cotidianos.

Comprar productos locales y de temporada

El transporte marítimo y aéreo de alimentos conlleva una gran emisión de CO2. Apostar por el comercio local -y acudir a ellos en transporte público- favorece, no solo al medio ambiente, sino también a las pequeñas tiendas.

La calefacción, de forma responsable

La calefacción representa casi la mitad del consumo energético de los hogares. Solo con reducir la temperatura de nuestra casa en 1ºC de media estaremos reduciendo también las emisiones de CO2. 20ºC en invierno y 26º en verano es suficiente para un entorno agradable, según Greenpeace.

Cerrar el grifo

Cada vez que uses el agua caliente, recuerda: es lo que más energía consume después de la calefacción. Cerca del 70% del agua consumida en nuestros hogares se usa en el baño, basta con cerrarlo, por ejemplo, mientras nos lavamos los dientes. Es la manera más sencilla de ahorra agua.

Duchas de cinco minutos

Una ducha estándar dura unos 10 minutos. Según la Organización Mundial de la Salud, reducir el tiempo a la mitad supondría un menor impacto medioambiental y ayudaría a ahorrar hasta 100 litros de agua.

Comprar menos ropa

La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, según la ONU. Señala, además, que produce más CO2 que todos los vuelos y transportes marítimos internacionales juntos. Pero lejos de reducir el consumo y rebajar estas cifras, hemos entrado en una espiral de usar y tirar. Compramos un 60% más de ropa que hace una década y la usamos la mitad del tiempo.