Manos alfareras, manos que tallan la madera o manos que recuperan patrimonio, como las de María Dolores Díaz de Miranda, médico de profesión y restauradora de documentos por vocación.

Esta religiosa benedictina pasa las horas en contacto directo con auténticas obras de arte, entre códices e incunables, legajos y pergaminos de colecciones y archivos tan importantes como el de la Fundación de la Casa Ducal de Medinaceli en el antiguo Hospital Tavera de Toledo, donde tiene su particular taller de restauración.

"Las manos son la parte de mí que se comunica con el objeto, son como la prolongación de lo que yo soy como persona, lo que pienso y lo que quiero"

Por sus manos han pasado las firmas de todos los reyes de la historia de España estampadas en documentos, también privilegios rodados, esos pergaminos expedidos por las reales cancillerías de León y Castilla durante la Edad Media. Incluso la escritura de la compra de unas casas por parte de Santa Teresa de Jesús en el año 1570 para establecer una comunidad de religiosas carmelitas en Toledo, la que sería su quinta fundación.

Un trabajo artesano, minucioso y paciente en el que las manos son la principal herramienta de trabajo. "Son la parte de mí que se comunica con el objeto, son como la prolongación de lo que yo soy como persona, de lo que yo pienso y de lo que yo quiero", comenta durante el proceso de consolidación de los colores del privilegio rodado de Juan I.

Arte a golpe de gubia

Las manos también trasladan el ser del artista a la obra. Así lo explica el maestro artesano Alberto Paniagua, tallista que desarrolla su actividad en Talavera de la Reina, un oficio que aprendió de su padre. "Cuando creamos una obra hay una unión directa entre lo que yo creo, pienso y diseño con las manos", indica, no sin antes añadir que la creación de una obra es posible a la transmisión de su ser como artista a la madera mediante las manos.

De este taller salen cada año obras de arte en madera destinadas tanto a clientes particulares como a instituciones. Su trabajo va más allá del arte sacro acercándose al ámbito de la conservación y de la restauración del patrimonio, pues nadie mejor que ellos conoce la madera y sus dolencias, así como los tratamientos para curar el paso de los siglos o las afecciones que pueden acabar con la obra artesana concebida décadas atrás.

Oficios para transmitir con pasión

Artesanías y talleres que perdurarán con nuevos creadores si se saben transmitir con pasión. "Tienes que sentir lo que estás haciendo, si no lo sientes y solo quieres ganar dinero no va a salir bien", comenta Fran Agudo, alfarero y ceramista del taller DeJuan Vajillas en El Puente del Arzobispo (Toledo).

Aprendió el oficio de su padre, arriesgó hace algo más de una década y abrió el taller a un nuevo mercado, vanguardista frente al tradicional, como creador de vajillas personalizadas para restaurantes de alta gastronomía.

"Tienes que sentir lo que estás haciendo, si no lo sientes y solo quieres ganar dinero no va a salir bien"

Hoy sus manos son su medio de vida, no concibe su día a día sin sentarse en el torno para modelar una pella de barro como le enseñó su padre, o sin cocer en uno de sus hornos una colección de piezas a la espera del resultado que, en parte, se le antoje a vulcano. Ahí está también la magia de la artesanía cerámica de El Puente del Arzobispo, cuyas técnicas, junto a las de Talavera de la Reina (Toledo), han sido reconocidas por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Premio Biblioteca Breve 2024

Precisamente, lo hecho a mano es el hilo conductor de la nueva novela de Jesús Carrasco. Elogio de las manos ha recibido el Premio Biblioteca Breve 2024 de la editorial Seix Barral, una novela en la que el autor reflexiona sobre lo artesano y la importancia de las manos. "La artesanía es un testimonio de lo que se construye con la vocación de perdurar", comenta, para desvelar que este nuevo texto "es un recorrido a partir de las manos por el cuerpo, por la vida, por el amor, y por muchas emociones que me importan".

"Casi todas las cosas esenciales de mi vida se producen en ese espacio doméstico"

Jesús Carrasco ha acuñado a su particular estilo narrativo el sello de novela doméstica porque la acción se desarrolla, en este caso, en una casa abandonada cuyos nuevos moradores van a dotar de vida. "Ese espacio íntimo, interior, discreto, cada vez me parece más importante, pues casi todas las cosas esenciales de mi vida se producen en ese espacio doméstico", explica con la tranquilidad de haber encontrado en el hogar, aunque dice que tarde, su razón de ser.

Por esas experiencias en el entorno más cercano, Elogio de las manos se presenta como una metáfora de la vida y una invitación a comprenderla sabiendo que termina.