
Keum Suk Gendry-Kim
Editorial: Reservoir Books
Traductor: Joo Hasun
Año de publicación: 2025
Los puntos habitados más cercanos entre las dos Coreas son Daeseong-dong por el lado surcoreano y Kaesong desde el lado del norte. Solo doce kilómetros median entre ambas poblaciones. En los días sin nubes se adivina la vida de unos y otros. Norte y sur se miran en los despertares más claros y se dan las buenas noches con el parpadeo de sus luces al final del día. No hay más diálogo. Les separa, desde ambas orillas, una de las fronteras más militarizadas del mundo.
Keum Suk Gendry-Kim investiga su identidad a partir de un cómic que trata de ahondar en la historia y vida de Kim Jong-Un, sobre cómo llegó al poder, vivió su infancia y se convirtió en el descendiente de una estirpe que controla Corea desde hace ya más de siete décadas. Pero también sobre la propaganda de su propio país, la desinformación sobre sus vecinos del norte y un sueño: el de reunir ambos pueblos, sin tener claro bajo qué bandera.
¿Teléfono rojo?
El sonido de las explosiones es incesante en la isla de Ganghwa. Retumban las pruebas militares a lo largo de su bahía. A las coreo-norteamericanas le responden las de su vecino, midiéndose sin cesar. Un recordatorio de que muy cerca de ese punto, donde la vida costeña es apacible, se prueban las armas que podrían cambiar la vida de los habitantes de toda la península.
Keum Suk Gendry-Kim investiga su identidad mientras ahonda en la historia y vida de Kim Jong-Un
Desde ese punto arranca este cómic. Asistimos al nacimiento del actual líder norcoreano y el extraño camino que le llevó hasta el poder. Un camino cimentado en las medias verdades sobre su origen, las conjuras familiares y una estrategia de pantalla de humo que intenta mitificar su figura en el país, imposible de sostener en el extranjero.
La historia de los Kim corre en paralelo con la de la dibujante, intentando comprender y medir, sea como fuere, ambas vidas con una misma escala: la de ser coreano en un país sesgado en dos.
Pyongnyang style
Sabemos más sobre el régimen de Pyongyang de lo que podría explicar un surcoreano. La fascinación por aquel país hermético, los cientos de documentales producidos en los últimos años y demás productos culturales con los que Occidente se ha lanzado a adivinar a través de su frontera fortificada, no van en ambas direcciones en el país asiático.
A la autora de 'Hierba' le sorprendía que le preguntasen de cuál de las dos Coreas venía
Keum Suk se pregunta por esto mismo. No fue hasta su etapa como estudiante en Europa que empezó a comprender la simbiosis que existía entre ambos. A la autora de Hierba le sorprendía que le preguntasen de cuál de las dos Coreas venía. Para ella, el norte era aquel vecino extraño al que solo habían enseñado a vigilar y mirar con desconfianza.
Capitalismo, Juche y mujeres desnudas
En el instituto, a los surcoreanos de su generación se les instruía para denunciar espías, recoger propaganda comunista y buscar indicios de posibles actos terroristas en su país. Una campaña de miedo que se repetía al otro lado de la frontera. Hasta allí iban a parar los panfletos que anunciaban las bondades del capitalismo, rubricados en mujeres semidesnudas que buscaban quebrar el férreo espíritu de lo seguidores del Juche.
Es un relato sobre quienes viven con miedo a ambos nacionalismos
Keum Suk ahonda en su propia historia para escribir la de dos países. Entre medias entrevista a supervivientes de campos de trabajo norcoreanos, exiliados, el expresidente del país, Kim Dae-jung, el primer líder del sur en reunirse con otro del norte desde el armisticio. El resultado es un relato al que no estamos habituados: el de quienes viven con miedo a ambos nacionalismos, en el fuego cruzado de un conflicto latente desde hace décadas.
Mi amigo Kim
Keum Suk Gendry-Kim saltó a la palestra literaria con Hierba, un duro relato biográfico que ahondaba en los abusos sufridos por los coreanos durante la invasión japonesa. La autora sigue explorando la memoria de su país, esta vez brillando por el minimalismo de sus viñetas, adoptando un estilo más cercano a la crónica periodística.
Un relato valiente capaz de poner a ambas Coreas el mismo sambenito: negar la paz a sus habitantes
El resultado es una suerte de caricatura del poder, de figuras casi entrañables que poco o nada se corresponden con sus actos en el mundo real, y que se encarga de apostrofar de datos para que el contraste sea aún mayor. Mi amigo Kim Jong-Un no es solo una crítica a uno de los países más herméticos del mundo, también es un relato valiente, capaz de poner a ambos países el mismo sambenito, aquel de quienes niegan la paz de sus habitantes, enfrentados desde hace más de siete décadas.
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