
Lisa Jewell
Traductora: Verónica García Pérez
Editorial: Crossbooks
Año de publicación original: 2025
Leer No le dejes entrar es como invitar a un tipo encantador a cenar y que, a la mitad del postre, te robe la casa. Lisa Jewell hace aquí lo que se le da tan bien: construir una atmósfera indecentemente incómoda que se te pega como una película de serie B de esas que no puedes dejar de ver.
'No le dejes entrar' es como invitar a un tipo encantador a cenar y que, al mitad del postre, te robe la casa
El motor de la novela es simple como el mecanismo de un chupete pero... ¡diablos!, es que no puede ser más efectivo. El protagonista es un hombre carismático, llamado Nick Radcliffe, que en el fondo de esa carcasa es un manipulador y un aprovechado que vive de mentir. En este caso ha puesto el ojo y su retorcida mente en tres mujeres que, por diferentes motivos, entran en su órbita.
Jewell describe las acciones de Nick en primera persona. Una decisión demoledora porque puedes escuchar la voz del manipulador desde dentro y te obliga a sentir, por momentos, lo que las víctimas sienten al relacionarse con él. Y además así revela la mecánica del engaño.
Viviendo con la mentira
La propia Lisa Jewell ha reconocido en varios podcasts que se inspiró en documentales sobre timadores para poder "meterse en la cabeza" de ese tipo de personajes. Quería entender por qué lo hacen y cómo son capaces de convivir con esa mentira tanto tiempo. Y la verdad es que se nota en cada trampa que Nick despliega.
Jewell se inspiró en documentales sobre timadores para poder "meterse en su cabeza"
La trama alterna el punto de vista de las mujeres —más observador, dolorosamente humano— con la voz del depredador. El efecto es doble: por un lado sentimos la rabia y la empatía hacia quienes son engañadas. Por otro, la atracción morbosa por el modus operandi del villano. Jewell maneja los dos puntos de vista con soltura. No pretende justificar a Nick, pero sí mostrar el mecanismo que convierte a un mentiroso en un maestro de la manipulación emocional.
En la mente del mentiroso
Si hablamos de ritmo, la novela es un tren que no frena. Siempre va arrastrando pequeñas revelaciones que conducen a puntos de giro cada vez más grandes. Y es que la eficacia de No le dejes entrar no está en inventar un giro que te deje con la boca en el suelo, sino en escarbar en la psique del manipulador y en las repercusiones emocionales que eso provoca.
La eficacia de esta novela está en escarbar en la psique del manipulador
Estamos ante una novela que refuerza una forma de enfrentarse a las historias habitual en Lisa Jewell. Como ya hiciese en Dentro de la casa o Aún siguen aquí, sus thrillers dividen a los lectores entre los que solo buscan solucionar el rompecabezas y los que prefieren diseccionar los motivos por los que un ser humano hace lo que hace en sus historias.
Hay además detalles que aportan verosimilitud a la trama. Por ejemplo, la manera en que Nick teje sus diferentes identidades, las pequeñas mentiras que van abriendo la brecha de la desconfianza y la hecatombe emocional que la sigue cuando se descubre el pastel.
Proximidad
Jewell no necesita litros de sangre ni set-pieces grandilocuentes. Su arma es la proximidad. Y funciona porque el lector reconoce el patrón: ese hombre "perfecto" que hace que una amiga o una madre baje la guardia existe en la vida real y por eso la novela puede doler tanto. Quizá esa cercanía es la que le ha llevado a ser una escritora superventas. Sus libros han vendido más de diez millones de copias en todo el mundo (65.000 en España).
Lisa Jewell no ha reinventado la rueda, pero sí que la ha pinchado y te obliga a mirar, por el agujerito que queda, los materiales con los que se ha fabricado: las mentiras, por qué funcionan y cuál es el precio real de creérselas.
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