El Hematocrítico y Lyona

Editorial: Zenith

Año de publicación original: 2023

Estamos en el futuro. Uno en el que hay robots que nos ayudan a hacer nuestro día a día más sencillo. Y sí, uno en el que vivimos pegados a una pantalla . Más de lo que lo hacemos ahora. Leo se levanta y desde las 9 de la mañana se sienta delante de una. Clases de mates: pantalla. De Inglés: pantalla. De Educación Física: pantalla. Recreo: pantalla. Y así hasta que vuelve a su casa.

Luego toca jugar en el parque. Bueno, "jugar". Lo que en principio parece que va a ser una tarde genial de actividades al aire libre, se convierte en cinco niños, cada uno con unas gafas de realidad virtual viviendo su propia aventura ficticia en torno a un cubo futurista que simula juegos para cada peque.

Ni Leo ni sus amigos tienen la más mínima idea de lo que es jugar como se ha hecho siempre

En definitiva, que ni Leo ni sus amigos tienen la más mínima idea de lo que es jugar como se ha hecho siempre. Están juntos en el mismo espacio físico, con una miríada de posibilidades a su alcance para jugar e interactuar unos con otros pero, al fin y al cabo, están solos. Entonces, un travieso gato llegará para poner su mundo virtual y real patas arriba.

Sin su fuente de diversión, tendrán que decidir qué hacer con su tiempo. ¿Jugar con un palo? ¿Al escondite? No saben. Tendrán que aprender y, por el camino, descubrirán un mundo de posibilidades que ni sabían que existía.

El peligro de las pantallas

Estamos ante una obra muy especial. Para empezar porque es el cuento póstumo de El Hematocrítico. Como todos ya sabréis, Miguel López murió el pasado mes de noviembre. Se fue demasiado pronto pero el destino ha querido que, tras dejarnos un gran legado, se hay ido entregando una última obra firmada por él, muy fiel a su estilo y con un mensaje tremendamente importante: la necesidad de separar a nuestros peques de las malditas pantallas. Y decimos "malditas" porque muy pocos sabemos usarlas con mesura cuando estamos cerca de la población más sensible a ellas: los niños.

Los 'dibus' o juegos como Among Us o el famosísimo Fortnite llenan las horas de ocio de los peques en muchas ocasiones. Y no nos malentendáis. Nos encantan los videojuegos. De hecho, bien usados son una fuente magnífica para que nuestros peques ganen en reflejos, habilidad y capacidad cognitiva. Pero no pueden estar en Fortnite toda la tarde. A eso nos referimos. Y justo a esto último se refiere este cuento.

El mensaje de este cuento es tremendamente importante: la necesidad de separar a nuestros peques de las malditas pantallas

Evidentemente el cuento está situado en un futuro indeterminado para exagerar la situación. Pero no es descabellado pensar que si la tecnología y el avance humanos siguen por los mismos derroteros que hasta ahora, algún día nuestros niños pasen más tiempo pegados a una pantalla que viviendo en el mundo real. De ahí el golpetazo que les supone verse sin tecnología a la que aferrarse y, sobre todo, es una tremenda satisfacción ver como los niños acaban comportándose como lo que son: niños.

Lyona, artista en muchos campos

Pero esta historia de El Hematocrítico no sería nada sin la otra parte contratante de Leo no sabe jugar. Lyona es la artista detrás de Leo y su pandilla. Es conocida por haber dirigido varios videoclips de grupos tan reconocidos como Amaral, Sidonie, Lori Meyers o Love of Lesbian. Tiene una imaginación desbordante que no se queda solo en los videoclips.

Este cuento tiene dos misiones: entretener a los niños y hacerles entender a ellos y sus padres que hay todo un mundo más allá de las pantallas

Ella misma se define como una artista multidisciplinar. Le encanta dibujar e imaginar cuentos para los más peques. De hecho, junto a Santi Balmes, el líder de Love of Lesbian, ha dibujado un cuento que es todo un éxito: Mataré monstruos por ti. Ahora, junto a El Hematocrítico, ha sacado este cuento que tiene dos misiones: entretener a los más peques y hacerles entender a ellos y a sus padres que hay todo un mundo más allá de las pantallas.

Somos los que tenemos las herramientas y la misión de equilibrar los dos mundos: el digital y el analógico. El de toda la vida.