Agatha Christie

Ilustración: Esther Gili

Traducción: Eduardo Machado Quevedo

Editorial: Lunwerg

Año de publicación original: 1934

Si decimos a estas alturas que Agatha Christie es una de las grandes autoras del género policiaco y de misterio no vamos a sorprender a nadie. Si decimos que lleva décadas haciendo que con sus 66 novelas publicadas sus millones de lectores se muerdan las uñas imaginando sus crímenes e intentando averiguar su resolución, tampoco es que vayamos a ser demasiado originales, la verdad. Pero más allá de imaginar, ¿han pensado cómo sería ver las historias de Agatha Christie en vez de imaginarlas? Con esta edición de Asesinato en el Orient Express ya no van a tener que imaginar más.

¿Han pensado cómo sería ver las historias de Agatha Christie en vez de imaginarlas?

Gracias a los lápices y el talento de Esther Gili vamos a poder ponerles cara a Hércules Poirot, a Dragomiroff, a Ratchett y al resto de la pléyade de personajes que pululan por este tren en el que un asesino anda suelto. Estamos ante una edición ilustrada de Asesinato en el Orient Express en la que los pasajes más reconocibles y más definitorios de la novela están ilustrados por los maravillosos lápices de Gili.

Recordando una gran historia

Más allá de estas páginas ilustradas está la novela en sí. Una obra que por mucho que pasen los años mantiene intactos todos los ingredientes que la convirtieron en clásico atemporal de la literatura de misterio junto a otros de los títulos de la autora británica. En Asesinato en el Orient Express, los pasajeros de este tren que cubría el trayecto entre Estambul y Calais se quedan atrapados de madrugada en una tormenta de nieve.

En 'Asesinato en el Orient Express' los pasajeros de este tren son todos sospechosos de asesinato

A la mañana siguiente se despiertan descubriendo que uno de ellos ha sido asesinado. Será entonces cuando el célebre detective Hércules Poirot se enfrentará a un crimen en el que nada es lo que parece y en el que cada pista parece llevar a un callejón sin salida. Está claro que el asesino se encuentra entre los pasajeros del tren. Todos son sospechosos y parece que ninguno lo es.

Sus pesquisas le llevarán a una resolución tan sorprendente como la habilidad de la propia Agatha Christie para hacer del misterio, del whodunnit y del género policiaco su propia marca de agua.