Una ingeniera de sonido capaz de cualquier cosa por conseguir gritos espeluznantes y veraces para las películas en las que trabaja, un padre obsesionado con la desaparición de su hija y una actriz de serie B venida a menos.

De este triángulo sombrío surge una historia inquietante sostenida con un ritmo frenético y una tensión desquiciante. Un relato que recuerda a alguna de sus primeras y aclamadas novelas, como Nana o Superviviente. Sus protagonistas, inmersos en sus deseos, serán capaces de cualquier cosa con tal de satisfacer un fin último que quedará cada vez más eclipsado por la brutalidad de los medios de los que dispondrán para conseguirlos.

Random House edita en España la nueva novela de Chuck Palahniuk, La invención del sonido. Desde su casa en Oregón, el escritor se conecta a través de Zoom. Nos explica que tiene solo veinte minutos para responder a nuestras preguntas. Unos días antes, una tormenta de nieve le ha dejado incomunicado del resto del mundo y de su editorial en España, que no podía confirmar que fuese a poder realizarla.

Horas antes, un email se disculpaba "por la incertidumbre". Pero ahí está. El ordenador devuelve la imagen de un hombre delgado, de mediana edad, con una cabeza coronada en un gorro de lana negro, nada que ver con la imagen que acompaña la nota de prensa, con el rostro surcado de tatuajes.

PREGUNTA: ¿Por qué una novela sobre gritos?

RESPUESTA: Parece que todo en nuestra vida ha sido acomodado de cierta forma. Todo es cosechado y vendido. Desde cómo navegamos por internet hasta nuestra privacidad, todo es comprado y vendido. Bajo esta premisa, ¿por qué no hacer lo mismo con nuestros últimos gritos antes de morir? ¿Por qué no comprarlos y venderlos también?

P. Hay en sus novelas un interés por los personajes con secretos turbios. En La invención del sonido sus protagonistas terminan justificando crímenes a través de ellos. ¿Qué le interesa de este tipo de personajes?

R. La mayoría de las veces no tengo que pensar en los argumentos de mis novelas. Alguien me revela algo y ahí encuentro un patrón desde el que seguir indagando. Al final, son muchas las personas que componen estos relatos por las cosas que me han explicado y yo lo transcribo todo. Mi trabajo es más el de un reportero en este sentido.

"La diferencia entre mis primeras novelas y las más recientes es que entre ellas ocurrió el 11S"

P. La realidad también resulta escabrosa. ¿Podría basar una novela suya en lo que vemos a diario en los medios?

R. No veo las noticias. Lo siento, aunque sea tu trabajo (ríe).

P. Se lo preguntaré de otra manera, ¿qué ingredientes debe tener entonces para ser una buena historia?

R. Busco historias que unen a personas. Que permiten a los lectores sentirse identificados con experiencias que creían secretas, o exclusivas a su propia vida. Traerlas a la palestra une a la gente.

P. Su protagonista, Foster, se enfrenta a la pérdida como una carga que no puede dejar atrás y que le acaba llevando a justificar cosas terribles.

R. De alguna forma me recuerda al protagonista masculino de Nana. Alguien que viene de un enorme trauma, de una gran tragedia que marca el resto de su vida y a la que se entrega para solucionarla. Es lo que creo que le pasa a la mayoría de la gente: intentan enmendar las cosas malas que les ocurrieron cuando eran jóvenes. Creo que, entendiendo esto último, es un rasgo muy atractivo en un protagonista.

"Pienso que los lectores jóvenes se están cansando de la ficción cómoda"

P. Es verdad que La invención del sonido tiene un sabor que recuerda a algunas de sus primeras novelas como Asfixia o Nana. ¿Ha intentado acercarse de nuevo a aquellos libros?

R. No, pero la diferencia entre mis primeras novelas y las más recientes es que entre ellas ocurrió el 11S. Después de los ataques a las Torres Gemelas los libros violentos o con tintes conspiranoicos cayeron en picado. Nadie quería trabajar con los autores ni publicarlos. Mis libros tuvieron que volverse más livianos y cómicos. No pude volver a historias transgresoras hasta dos décadas después.

P. Han pasado más de 20 años desde aquellos atentados y hay una generación de jóvenes que nacieron después y no saben gran cosa sobre el tema. ¿Cree que ha pasado el tiempo suficiente como para que se esté dando un cambio en la narrativa?

R. Sí que lo pienso, y creo que esto es así especialmente entre los lectores jóvenes: se están cansando de la ficción cómoda. Durante mucho tiempo el público quería libros, series y películas con finales felices y encantadores que les ayudasen a sentirse mejor. A medida que se dieron cuenta de que esto no se correspondía con la realidad, empezaron a exigir historias que se acercasen más a su vida y realidad, la cuál es la mayoría de las veces muy oscura.

"Nunca he intentado ser didáctico ni moralizante. Mi trabajo no consiste en cambiar la vida de nadie"

P. La crítica literaria suele encontrar en su trabajo ataques o denuncias contra algo. A partir de esta realidad oscura que representa en sus libros, ¿tiene una intención más allá de la provocación en instruir o asentar un mensaje subversivo en los lectores?

R. No, ninguna de las dos. Nunca intento causar conmoción en los lectores, solo presentar un nivel de novedad que se acerque más al mundo en que vivimos. Creo que la realidad es milagrosa a veces, mucho más de lo que nos intentan hacer creer los medios. Porque los medios están constreñidos por una idea de realidad que tiene siempre que ser veraz. Intento crear historias que se acerquen más a la irrealidad que podemos experimentar en el mundo real, que ocurre y existe de verdad. Pero nunca he intentado ser didáctico ni moralizante con mis libros. Mi trabajo no consiste en cambiar la vida de nadie.

P. Pero sí que hay una crítica al sistema.

R. Todos mis libros son historias de amor. Todos acaban con dos personas a las que las une un vínculo, desde El club de la lucha. Y eso es un final feliz.

"Los atentados del 11S hicieron que 'El club de la lucha' pareciese profético"

P. En La invención del sonido hay una crítica mordaz a la industria del cine de su país. ¿El club de la lucha le permitió ver e indagar en este mundo? ¿Le mostró ya una imagen oscura esta experiencia?

R. No, no en ese momento. Aunque lo dejaré ahí, no tengo una respuesta inteligente ahora mismo que dar.

P. Precisamente en este libro se habla de Hollywood y de un mecanismo que conoce bien desde que El club de la lucha se convirtiese en una película éxito. En los últimos años algunos estudios han comprado los derechos de sus obras, aunque todavía ninguna ha sido llevada a producción. ¿Qué cree que ha impedido que pasen a la gran pantalla?

R. De nuevo, fue en gran medida el 11S. Los atentados hicieron que El club de la lucha pareciese profético. Pero también arruinó el mercado para las historias románticas y oscuras como las que escribo. Acabó, de alguna forma, el mercado en el que se movía mi carrera literaria, aunque siento que está cambiando.

"Ahora mismo no pienso votar ni a Trump ni a Biden, espero que aparezca alguien más"

P. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Donald Trump sin señales de que se le pueda frenar y un Biden en horas bajas, ¿cómo se plantea el futuro de los Estados Unidos?

R. No voto hasta que voto, y ahora mismo no pienso votar por ninguno de los dos. Espero que alguien más aparezca en la carrera electoral.

P. Si estas elecciones fuesen parte del argumento de una de sus novelas, ¿qué desenlace le daría?

R. Existe la posibilidad de que alguno de los dos muera antes de llegar a la Casa Blanca. Creo que sería interesante y le prestaría algo más de atención. Alguien nuevo podría aparecer y obligaría al resto a luchar por nuestros votos, en vez de asumir que simplemente les apoyaremos de una u otra forma.

P. Según la crítica, La invención del sonido es uno de sus mejores libros de los últimos años. ¿Qué piensa usted? ¿Cuál cree que es su mejor libro o el más infravalorada?

R. ¿Personalmente? Creo que el libro que saqué el año pasado, Not forever but for now (todavía sin traducción en nuestro país). Es sobre dos hermanos y, de lejos, creo que es mi libro favorito.

P. ¿Qué busca a la hora de escribir libros? ¿Una huida o una forma de conectar?

R. Creo que es una mezcla de ambas. Me gusta trabajar como un reportero. Escribir me fuerza a salir a la calle y conocer y hablar con personas. Me conecta el resto del mundo, aunque cuando quiero alejarme de él, la escritura me brinda cosas en las que pensar cuando estoy solo.

P. Este año se celebra el centenario de la muerte de Franz Kafka. ¿Es una influencia para usted?

R. La obra de Kafka gira en torno al absurdo, sobre cómo sobrevivir ante una burocracia o un sistema asfixiante, incomprensible y en constante cambio. Además, Kafka follaba un montón, estaba follando con ocho mujeres cuando murió. Que Dios bendiga a Kafka.