Madrid es una de las regiones que más apuesta por este modelo. La fórmula: escuela concertada. Un colegio de El Álamo, Madrid, es un ejemplo de este modelo. La Comunidad hizo un estudio para ver dónde tenía que instalar centros públicos y decidió que "había demanda de puestos escolares" en El Álamo. Ya había un colegio público, pero invirtieron 2,1 millones de euros en construir este otro centro, para aliviar la masificación.

Pero ese colegio público, pagado con dinero público, acabó siendo concertado y el hijo de María que fue uno de los 66 inscritos en este colegio de El Álamo nunca llegó a pisar el colegio. Porque se construyó sí, pero el Ayuntamiento dijo entonces que no tenía dinero para equiparlo.

Así que toda esa infraestructura construida con dinero público acaba concediéndose a una empresa privada durante 50 años. Los padres dicen que muchos niños se quedaron sin ir al colegio porque en la concertada hay que pasar por caja. La dirección del colegio concertado lo niega. No han querido dar su versión ante nuestras cámaras, pero aseguran por teléfono que las clases extraescolares de pago son voluntarias.

La situación es más problemática en la parte de Bachillerato. Ahí las clases en el colegio concertado son todas de pago y como casi nadie se ha matriculado, casi todas las aulas están cerradas. Menos una en primero de bachiller. Mientras tanto, el instituto público está masificado con 30 alumnos por clase en ese mismo curso. El caso lleva años en los tribunales.