Todo pasó en apenas unos minutos, mientras jugaba y a tan sólo unos metros de casa. Yéremi Vargas desapareció sobre la una de la tarde, del 10 de marzo de 2007, en un descampado de Vecindario, en Gran Canaria, en el que jugaba siempre con sus primos.

Precisamente su cubo de juguetes no apareció hasta tiempo después y en una calle cercana. Desde un principio todos pensaron que no podía haber ido muy lejos, no oyeron gritos ni pisadas. Sólo descubrieron su ausencia cuando les llamaron para comer y Yéremi no volvió. A penas quedaban diez minutos para las dos de la tarde.

Con siete años y asmático, uno de los primeros temores era que le faltase la medicación. Se especuló con una posible rencilla familiar, un ajuste de cuentas… Con Yéremi desaparecido, el miedo a un posible secuestrador de menores cundió en la isla.