Los dreamers protagonizan el debate en Washington. Demócratas y republicanos buscan un acuerdo migratorio que incluya una solución para estos jóvenes que llegaron a Estados Unidos con sus padres siendo menores de edad. Por orden de Trump, en marzo acabará DACA, el programa de la era Obama que les ha protegido hasta ahora de la deportación.

Trump dice querer defenderles, pero al mismo tiempo asegura que no habrá un acuerdo sobre los dreamers si los demócratas no le garantizan financiación para el muro.

"¿Estaría dispuesto a firmar una ley de inmigración que no incluya financiación para el muro?", pregunta un periodista. "No. No. Tiene que incluir el muro", reponde el mandatario.

Pero ellos no quieren convertirse en moneda de cambio de políticas que criminalicen a otros migrantes. "Es criminalizar más a nuestra gente. La gente va a querer entrar a este país como sea y va a aumentar el número de muertes en el desierto", explica Zuleima Domínguez, beneficiaria de DACA.

Les preocupa también el futuro de sus padres: "Lo que quiere hacer Trump es que los padres que hayan traído a sus hijos van a ser criminalizados como traficantes de personas", añade. O, en el mejor de los casos, sus familias podrían enfrentarse a ser deportadas.

Porque el Gobierno sabe quienes son y dónde viven: "El Gobierno tiene no sólo toda mi información. También la de mis padres. Las crecientes redadas de inmigración en todo el país me preocupan", asegura Jovan Rodríguez, beneficiario de DACA.

Los demócratas quieren vincular la ley que proteja a los dreamers con un acuerdo presupuestario que debe cerrarse. Si no lo consiguen para entonces, dicen estos jóvenes, su único recurso serán los tribunales.