El responsable de la Unidad de Neuroimagen de la Fundación Pasqual Maragall, Juan Domingo Gispert, ha explicado que está nueva técnica, que aún está en estudio, supone "un giro radical en la investigación del Alzheimer".

El experto ha participado en la presentación del uso actual, evolución y futuro de las técnicas de neuroimagen para prevenir el Alzheimer, en el tercer encuentro de voluntarios y colaboradores del Estudio Alfa, al que ha asistido la práctica totalidad de los 2.743 voluntarios que participan en el mismo, que lo convierten en el mayor del mundo en investigación de esta enfermedad.

En el año 2012, los responsables de este programa de investigación hicieron un llamamiento para conseguir 400 voluntarios, "y en dos semanas 3.000 personas mostraron su interés de ser voluntarios", ha recordado Gispert.

Los voluntarios que participan en el estudio son adultos sanos de edades comprendidas entre 45 y 75 años, en su mayoría hijos e hijas de personas afectadas por Alzheimer, y que periódicamente se someten a pruebas genéticas y cognitivas, punciones lumbares y pruebas de neuroimagen.

Gispert ha explicado que a través de la combinación de técnicas de neuroimagen y de otros marcadores se puede detectar para cada persona en qué momento de la fase preclínica se encuentra y cuáles son los factores que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad. 

Con la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones (TEP) se pueden localizar en el cerebro de pacientes asintomáticos las placas que caracterizan esta demencia, ha explicado el responsable de la Unidad de Neuroimagen de la Fundación Pasqual Maragall.

Un subgrupo de 400 voluntarios se somete también a dos resonancias magnéticas, una TEP de amiloide, una TEP de glucosa y una punción lumbar, que repiten cada tres años durante décadas, con el objetivo de entender la historia natural de la enfermedad e identificar los factores de riesgo y los indicadores biológicos que podrían incidir en su desarrollo.

Actualmente, en el mundo hay 47,5 millones de personas con demencia y, si no se encuentra una cura efectiva, se prevé que en 2050 el número de casos se habrá triplicado, según la Organización Mundial de la Salud.