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Un radiotelescopio australiano ve el cielo en tecnicolor

Un radiotelescopio australiano ve el cielo en tecnicolor

El telescopio MWA localizado en una remota región de Australia ha mostrado cómo se vería el cielo si el ojo humano pudiese observar ondas de radio con 20 colores primarios, mucho más que los tres habituales (rojo, verde y azul). Este instrumento es uno de los precursores del futuro radiotelescopio SKA, el mayor del mundo.

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El Murchison Widefield Array (MWA, array o conjunto de campo amplio de Murchison) es un radiotelescopio a baja frecuencia situado en el observatorio de Murchison, al noreste de Australia, que observa radioondas de entre los 70 y los 320 MHz. Un consorcio internacional (de Australia, EE UU, India, Nueva Zelanda, Canadá y Japón) ha financiado su desarrollo.

Este radiotelescopio ha ofrecido un catálogo de trescientas mil galaxias en el marco del sondeo GLEAM (GaLactic and Extragalactic All-sky MWA  o 'todo el cielo galáctico y extragaláctico con el MWA'), uno de los mayores que opera en el rango del radio jamás realizados.  

“El ojo humano ve a partir de la comparación de brillo en tres colores primarios diferentes, rojo, verde y azul", recuerda Natasha Hurley-Walker, investigadora de la Universidad de Curtin y el centro ICRAR que encabeza el trabajo, "pero GLEAM hace algo incluso mejor que eso, puesto que ve el cielo en veinte colores primarios”.

Así, GLEAM constituye el primer sondeo del cielo en radio en tecnicolor. “Esto es algo mucho mejor que lo que pueden hacer los humanos, e incluso bate el récord del animal con mejor visión, la mantis religiosa, que puede ver doce colores primarios distintos”, afirma la investigadora.

GLEAM es un sondeo a gran escala y de alta resolución del cielo, que ha observado ondas que han podido viajar a través del espacio durante miles de millones de años, lo que aporta información única sobre el pasado del universo.

“Nuestro equipo está utilizando este sondeo para averiguar qué ocurre cuando colisionan los núcleos de galaxias. También somos capaces de observar los remanentes de explosiones de las estrellas más antiguas de nuestra galaxia, y estudiar el primer y último aliento de los agujeros negros supermasivos", señala Hurley-Walker.

“GLEAM es uno de los mayores sondeos del cielo en radio jamás realizados, y su área cartografiada es enorme -afirma Randall Wayth (U. Curtin/ ICRAR), Director Asociado del Murchison Widefield Array. Los sondeos del cielo tan grandes como este son extremadamente valiosos y se usan en diversas áreas de la astrofísica, a menudo en formas que los investigadores que lo llevaron a cabo nunca habrían imaginado”.

Según sus responsables, el sondeo GLEAM constituye un gran paso en el camino del SKA-low, la parte a baja frecuencia del radiotelescopio internacional Square Kilometre Array (SKA), el mayor del mundo y que se también construirá en Australia en los próximos años.

“El sondeo nos da una primera visión del universo que el SKA-low observará. Cartografiar el cielo de esta manera puede ayudar a refinar el diseño del SKA y preparar observaciones aún más profundas del universo lejano”, sostiene el profesor Wayth.

El SKA con participación española

El SKA es un esfuerzo internacional para construir el mayor radiotelescopio del mundo, liderado por la SKA Organisation, con sede en el Observatorio de Jodrell Bank (Inglaterra). Situado en Sudáfrica y en Australia Occidental, el SKA consistirá en un conjunto de cientos de miles de antenas de radio con un área colectora combinada equivalente a aproximadamente un millón de metros cuadrados, o un kilómetro cuadrado.

El SKA llevará a cabo ciencia de frontera para mejorar nuestra comprensión del universo y de las leyes fundamentales de la física, monitorizando el cielo con un detalle sin precedentes y cartografiándolo cientos de veces más rápido que cualquier instalación existente hoy en día.

Numerosos científicos e ingenieros españoles participan en diferentes grupos de trabajo de SKA desde 2012. Actualmente, ocho centros de investigación españoles participan en siete de los once principales grupos científicos del SKA, e investigadores de cuarenta centros han participado en el Libro Blanco Español del SKA, que resume el interés de la comunidad científica española en el proyecto.

Asimismo, once centros de investigación españoles y doce empresas están contribuyendo a los esfuerzos de diseño del SKA en siete consorcios internacionales en tecnologías punteras, con una participación estimada en dos millones de euros reconocida por la Junta Directiva del SKA. Desde octubre de 2013 un representante del gobierno español viene siendo invitado regularmente a participar en las reuniones de dicha Junta.

"España ha venido posicionándose para lograr el máximo retorno científico de un proyecto transdisciplinar como el SKA, así como para contribuir en paquetes de trabajo del SKA de relevancia tecnológica y alto potencial de innovación e impacto social. Ello brinda oportunidades tanto en investigación puntera como en retorno industrial”, apunta Lourdes Verdes-Montenegro, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y coordinadora de la participación de España en el SKA. “Poder aprovechar dicho esfuerzo depende de que nuestro país se convierta en miembro de pleno derecho de la que será la mayor infraestructura científica sobre la Tierra", concluye.

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