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EL PRINCIPAL HÁNDICAP DE LOS SMARTPHONES

Olvídate de baterías que duren como las de antes (aunque hay alternativas)

En 2015 somos capaces de llegar a Plutón, pero si una noche se nos va de las manos es muy posible que tengamos que volver a casa con el teléfono apagado o, con suerte, en las últimas. Esto, aparte de una falacia de analogía, es algo a lo que deberíamos acostumbrarnos.

Batería y cargador de la batería

Batería y cargador de la batería antena3.com

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A la hora de analizar teléfonos -algo que hago con cierta frecuencia- hay un aspecto en el que apenas hay diferencias: la autonomía. Salvo honrosísimas excepciones, como elGalaxy Note 4 (que tiene la ventaja de ser enorme), lo normal es que los terminales no aguanten más de un día de uso. Puede haber una diferencia de hasta unas cinco horas, pero el hecho es que deben pasar por boxes por la noche: en la práctica da igual que el momento crítico sea después de cenar o a las 4 de la mañana.

Desde el punto de vista del software se pueden tomar -y se toman- ciertas medidas, casi todas relacionadas con hacer más eficiente el uso que hace el teléfono de los recursos. Aparte, el usuario también puede poner de su parte con diversos trucos (bajar el brillo de la pantalla, reducir la frecuencia con la que se sincronizan las redes sociales...). Más allá, no hay soluciones en el horizonte (aunque claro, hay un teléfono que solo sirven para llamar y aguanta 20 días encendido).

Vale, entonces la clave estará en el hardware, ¿no? Sí. Pero también no, por desgracia. Es decir, la clave está ahí, pero otra cosa es que lleguemos a dar con ella pronto. Por ahora estamos buscándola hasta en los caracoles. El problema es que hay una serie de limitaciones conocidas como 'leyes de la física' contras las que es complicado luchar.

Ahora bien, la buena noticia es que la autonomía por componentes no se limita a las propias baterías, sino que también se puede lograr con procesadores más eficientes o pantallas de menor consumo. Vamos, que en unos años los dos días sí podrían ser la norma hasta en la gama media (que, por otro lado, siempre ha contado con la ventaja de que no tenía que cumplir con estándares de belleza y delgadez de pasarela Cibeles).

Curiosamente, parece que los fabricantes han asumido esto hace tiempo y se han dedicado a resolver el problema de otra forma: los cargadores. Hasta hace poco, quedarse sin batería suponía tener que llevar encima un cargador (afortunadamente ya hay un estándar -si no eres de Apple-, que antes de la llegada del smartphone cada terminal tenía su entrada) y buscar un enchufe.

Ahora, gracias a la carga inalámbrica, es tan fácil como dejar un móvil compatible -aquí hay que tener en cuenta que hay dos estándares- en la mesa y ver cómo sube el porcentaje de batería. Firmas como Samsung, LG o Microsoft Mobile (lo que era Nokia, vamos) ya lo incluyen en algunos de sus terminales.

Por otro lado, aunque relacionado, está la velocidad de carga. 'Vale, te mandamos de nuevo a la casilla de salida, pero esta vez irás más rápido', vienen a decir las compañías. De nuevo, hay mucho de estándares y accesorios compatibles, pero es un paso. Y es que, al final, en los dos últimos siglos solo ha habido dos baterías capaces de aguantarlo todo: John Bonham y Keith Moon.

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