ACCESORIOS PARA TU TELÉFONO
Cómo hacer que tu móvil se parezca (un poco) a una consola portátil
Los móviles ya pueden hacer de todo y bastante bien. Hasta empiezan a brillar en el campo de la fotografía gracias a las cámaras de terminales como iPhone 5s, Lumia 1020 o Galaxy S4 Zoom. Sólo se escapa el sector del videojuego, en el que todavía hay mucho camino por recorrer. Pero hay formas de coger atajos.

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El principal problema a la hora de reproducir la experiencia en un dispositivo móvil es el control. Hay decenas de títulos que se han adaptado a la perfección a los controles táctiles, pero lo normal es que un juego complejo requiera un mando complejo. Es complicado salvar el mundo lanzando pájaros.
En Android hay varios accesorios que solucionan este problema. El más famoso es Moga, un controlador bastante asequible (ronda los 50 euros) y de cierta calidad. No obstante, al combatir este problema surge otro: la fragmentación.
La ingente cantidad de teléfonos y tabletas que utilizan el sistema operativo de Google hace que sea poco rentable lanzar periféricos diseñados para un móvil concreto. Ni siquiera Samsung se atreve a ello y su Gamepad es compatible con todos sus terminales.
Apple no tiene que preocuparse por ello, ya que iPhone 5, iPhone 5S y el iPod touch de quinta generación son casi idénticos. Esto, unido a los cambios en iOS 7, ha hecho que por fin se puedan utilizar mandos con sus smartphones. Y es una noticia muy buena para usuarios e industria.
La primera oleada de periféricos está capitaneada por Ace (también de Moga, en la imagen superior) y PowerShell (de Logitech). Ambos engañan a primera vista, pues parecen dos trozos de plástico enclenques, pero una vez que se une a ellos el peso del teléfono, la cosa cambia. La sensación es exactamente la misma que al sostener una portátil. Es más, tiene hasta un toque añejo, ya que recuerda más a los tiempos de Game Gear que a los de PS Vita.
El diseño de PowerShell está bastante más cuidado y el acabado es bastante elegante, sobre todo para un accesorio destinado al juego. A cambio, pierde los dos sticks analógicos con los que sí cuenta su rival. Los dos mandos tienen una batería propia que, si bien no servirá para recargar el teléfono, al menos evita que la batería se desgaste a gran velocidad.
El catálogo todavía está algo limitado, pero el ritmo de llegada de nuevos juegos es bueno y es posible que para finales de 2014 ya haya más de un centenar de títulos disponibles y varios controladores por debajo de los 70 euros (actualmente hay que acercarse demasiado a la barrera psicológica de los 100).
Entonces, ¿el futuro del juego móvil no estará en Android? No, parece que la manzana ha adelantado al androide, a pesar de que éste partía con ventaja. Y sin hacer trampas, como en una delirante fábula del siglo XXI.
No obstante, la plataforma de Google tiene más de un as escondido en el compartimento del aceite (que es el equivalente ciborg de una manga). El de corazones, por ejemplo, son los emuladores de consolas antiguas. Hay formas legales –y otras, no tanto- de obtener los juegos y rememorar las partidas de Game Boy Advance o PSX en el teléfono. Y si los mandos se popularizan, serán compatibles tarde o temprano.
Si finalmente ocurre esto, los móviles y las consolas estrecharían aún más los lazos. Sería una forma de demostrar a los desarrolladores que el público quiere jugar e, incluso, pagar (aunque aquí, de nuevo, Apple lleva la delantera) por ello. Y si no, siempre está la opción de recurrir al modelo freemium, de juegos gratuitos con bienes digitales de pago.
Y eso por no hablar del tremendo as de picas: las consolas Android. Ouya llegó al mercado como un elefante subido a otro elefante en una cacharrería especialmente angosta. Después, salió sigilosamente por la puerta de servicio, ya que no consiguió responder a las expectativas. Pero la idea sigue allí.
Lo que está claro es que portátiles y teléfonos terminarán juntos. Son los Ross y Rachel de la industria y nadie duda que están hechos el uno para el otro. El tercero en discordia en este triángulo amoroso es Nintendo, ese novio celoso que se resiste a ver sus creaciones en la pantalla de otro. Por ahora sus DS mantienen la compañía a flote, junto a la venta de juegos, pero llegará un momento en que tendrá que asumir que lo suyo terminó. Y puede que sea pronto, ya que acaban de abrir una pequeña puerta a la posibilidad de desarrollar aplicaciones móviles.
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