"Se decidió venir hasta aquí y un gran grupo se introdujo en el metro y unas 50 personas saltaron el torno sin pagar". Así se presenta en sociedad el movimiento Yo no Pago. El mismo día, a la misma hora, acciones similares se ven en Barcelona o Valencia.

"Nosotros convocamos a la gente a un acción de desobediencia civil masiva, en el que un grupo de gente nos colábamos en el metro de forma simbólica para visibilizar el problema  porque el metro, quieras que no, afecta a muchísima gente y, sobre todo, afecta a las capas más populares de la población".

El problema se puede ver en las máquinas. Sacar un billete sencillo de metro en Madrid hace 10 años costaba 60 céntimos. Hoy cuesta hasta 2 euros. Un crecimiento del 233%.

Pero los actos de desobediencia no tienen por qué contar con la simpatía de todo el mundo. La acción de yo no pago en el metro de Madrid acabó menos pacíficamente de lo que había empezado.

"Llegaron a detener y a pegar, agredir a varios manifestantes, simplemente por el hecho de ese acto de desobediencia civil que es no pagar en el metro, Lo que tendría que hacer la policía es identificarles para multarles en su caso".