A partir de este lunes, la normalidad tras la pandemia de coronavirus estará un poco más cerca con varios cambios importantes. Las cuarentenas para las personas asintomáticas que den un resultado positivo quedan eliminadas y solo se contabilizarán los casos graves, dejándose de contar todos los positivos.

Además, llega la segunda herramienta para combatir al coronavirus. Y es que 'Paxlovid', el antiviral de Pfizer, comienza a repartirse 74 días después de lo prometido, pero con optimismo por parte de los expertos.

Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, destaca la eficacia "tan elevada" con la que cuenta, lo que cree que "disminuirá el impacto negativo de la pandemia". Por su parte, José Félix Hoyo, experto en epidemias y emergencias internacionales, lo ve como un avance "prometedor", si bien no lo cataloga como "la solución definitiva" a la pandemia.

En los próximos meses, llegarán a España más de 300.000 de estas píldoras, con casi 12.000 tratamientos empezándose a distribuir a partir de este lunes. Como recuerda García Rojas, este antiviral va dirigido a aquellas personas "vulnerables" con "patología de base". "No se le va a dar a cualquier persona", insiste.

Estas pastillas reducen casi un 90% el riesgo de hospitalización, una gran noticia en un momento clave de la pandemia. En apenas dos meses, la incidencia se ha desplomado 3.000 puntos, una tendencia positiva que ha impulsado al Ministerio de Sanidad a hacer varios cambios en la estrategia, llegándose a plantear la retirada de la mascarilla en interiores "más pronto que tarde", como recordaba la ministra Darias.

En esta medida concreta, el epidemiólogo y exdirectivo de la OMS Daniel López Acuña lo ve precipitado: "No debe corrernos prisa por eliminar la mascarilla en interiores cuando todavía hay una transmisión importante y una incidencia notable".

Con algún 'pero'

La Justicia ratifica que llamar "gilipollas" a un jefe no es motivo de despido

Así lo ha ratificado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Eso sí, enfatiza que el insulto debe ser "concreto y aislado" en un contexto determinado, como el caso de un empleado al que le pidieron que se quedara a una reunión al terminar su turno.