La vacunación resulta efectiva contra las nuevas variantes del coronavirus, pero para ello es necesario tener la pauta completa. Así, se estima que el 90% de los contagios europeos a finales de agosto se corresponderán con la variante Delta.

El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el Instituto de Biomedicina de Valencia, explica que la efectividad principal de las vacunas es la de prevenir de los síntomas graves del virus que puedan requerir de hospitalización.

En este sentido, un estudio publicado en la revista Nature respalda la idea de que las vacunas de Pfizer/BioNTech y Oxford/AstraZeneca protegen contra la variante Delta, pero únicamente tras recibir la segunda dosis.

Esto es así porque una única dosis no contiene los anticuerpos suficientes para neutralizar la acción del virus, tal y como advierte el coautor de este estudio e investigador del Instituto Pasteur en París (Francia), Oliver Schwartz.

Del mismo modo, la vacuna Janssen, que requiere una única dosis, también protege contra la variante Delta durante un periodo de hasta ocho meses después de su administración.

Por su parte, aquellas personas que hayan pasado el virus solo necesitarán una dosis de la vacuna seis meses después de haberlo pasado. Esto es así porque su respuesta inmune es superior a la de aquellas personas que no se han contagiado.

En lo referido al resto de variantes, se han publicado trabajos como el de Cell Reports Medicine, que afirma que las vacunas también protegen contra las variantes del virus Alpha (B.1.1.7.), Beta (1.351) y Gamma (P.1), que fueron identificadas en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil respectivamente.

Además, otro estudio publicado en Nature Medicine afirma que la vacuna de Moderna protege al 100% de la variante Alpha y un 96% de la variante Delta, a las dos semanas de recibir la pauta completa.

También se han dado situaciones en las que la combinación de vacunas ha sido necesaria. Así, las personas con menos de 60 años que recibieron una primera dosis de Oxford/AstraZeneca y una segunda de otra vacuna, como puede ser Pfizer/BioNTech, también están protegidas frente a las nuevas variantes.

Esto es lo que se conoce como vacunación heteróloga, que también protege frente a las variantes Alpha, Beta y Gamma. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se dedica a estudiar las variantes emergentes a fin de descubrir si afectan a la transmisibilidad o severidad de la enfermedad, así como a la efectividad de las vacunas, terapias y pruebas de diagnóstico.

En el caso de las vacunas, en concreto, resulta preocupante que se produzca un cambio en la proteína de la espícula del virus, porque constituye la puerta de entrada del coronavirus al organismo y, por tanto, la infección.

Si bien estos cambios pueden reducir la efectividad de las vacunas a la hora de neutralizar su actividad, no lo hacen lo suficiente, de manera que nos siguen protegiendo. En cualquier caso, es necesario controlar la circulación del virus para evitar que se produzcan nuevas variantes.