La mayoría de las terapias basadas en ultrasonidos usan rayos de alta intensidad para calentar y destruir células, o agentes de contraste especiales que se inyectan antes del ultrasonido que pueden destruir las células cercanas. Además, el calor puede dañar las células cancerosas y las sanas, aparte de que los agentes de contraste solo funcionan para una minoría de tumores.

Los investigadores del Instituto de tecnología de California (Caltech) y el Instituto de Investigadcion Beckman de City of Hope han creado un enfoque de ultrasonido de baja intensidad que explota las propiedades físicas y estructurales únicas de las células tumorales para atacarlas y proporcionar una opción más selectiva y segura a las ya existentes.

Con la reducción de la intensidad y el ajuste de la frecuencia para que coincida con las células objetivo, el grupo de científicos pudo separar varios tipos de células cancerosas sin dañar las células sanguíneas sanas. Un hallazgo que supone un gran avance para nuevo campo llamado oncotrispsia, el cual consiste en identificar y destruir células cancerosas en función de sus propiedades físicas.

Por lo que, este proyecto también demuestra que el ultrasonido se puede utilizar para atacar las células cancerosas en función de sus propiedades mecánicas, una terapia que contra el cáncer que no requiere que el tumor tenga marcadores moleculares únicos o que se encuentre separado de las células sanas a las que se dirige, según señala David Mittelstein, autor del informe.

En relación con la oncotripsia, un laboratorio de Caltech fue el que desarrolló por primera vez su teoría, la cual se basaba en la idea de que las células son vulnerables al ultrasonido a frecuencias específicas. Este laboratorio también descubrió que, a ciertas frecuencias, el ultrasonido de baja intensidad causa descomposición en esqueleto celular de aquellas que son cancerosas, mientras que las células sanas permanecen ilesas.

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