Los pacientes oncológicos tienen mayor riesgo ante el Covid- 19 debido a que los tumores avanzados pueden afectar a la función normal del sistema inmune, deteriorando así su estado normal. Por lo que, si contraen la enfermedad, su cuerpo va a dedicar los esfuerzos a atacar al tumor, más que a la infección producida por el virus. Esto ocurre como consecuencia de que los propios tratamientos que se les suministra a los pacientes de cáncer les provocan una bajada de defensas, es decir, son pacientes inmunodeprimidos.

En este sentido, la SEOM señala a las quimioterapias como el tratamiento con más riesgo de inmunodepresión, sobre todo si se usa combinada, ya que son tratamientos que atacan a las células que producen las defensas, las plaquetas y la hemoglobina, favoreciendo así el desarrollo de infecciones. Mientras que la radioterapia afecta a los huesos, donde se localiza la médula ósea, que es la encargada de la fabricación de células sanguíneas y lo que significa que también puede influir número de infecciones contraídas.

Teniendo en cuenta estos datos, los servicios de Oncología médica se han visto obligados a pasar por diferentes fases de adaptación. Al comienzo de la pandemia, y por la alta tasa de defunciones de pacientes con cáncer, solo se desarrollaron aquellos tratamientos que fuesen curativos o inevitables en un periodo corto de tiempo.

Más tarde, se comenzaron a reactivar gran parte de los tratamientos que se encontraban paralizados por la pandemia, pero siempre con extremada precaución, pues alrededor del 40% de los pacientes oncológicos contagiados totales se habían infectado en el hospital.

Actualmente, se han establecido espacios libres de Covid-19 en los centros hospitalarios, junto con métodos barrera frente al virus, como la implantación de geles hidroalcohólicos en los pasillos o el uso obligatorio de las mascarillas, para así poder reanudar la totalidad de los tratamientos de inmunoterapia, quimioterapia y radioterapia.

Además, a muchos pacientes se les han ofrecido alternativas para evitar los fármacos que deprimen al sistema inmune, y también se ha optado por otras vías como la inmunoterapia o las terapias dirigidas, unos tratamientos más novedosos que inmunosuprimen al paciente en menor medida y que, por tanto, ofrecen un menor riesgo frente a la infección por Covid-19, a la vez que disminuyen el número de veces que el paciente debe acudir al hospital.