Estos productos milagrosos pueden llegar a provocar frustración a los pacientes al no obtener los resultados esperados, además de retrasar la búsqueda de ayuda médica adecuada y, en ocasiones, incluso pueden empeorar los síntomas y favorecer su cronificación, ha advertido en un comunicado el Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN.

La sociedad científica valora que haya aumentado el interés por la importancia del sueño y por las medidas destinadas a mejorarlo, pero precisa que el insomnio es un trastorno médico complejo, que requiere siempre de un abordaje diagnóstico y terapéutico riguroso.

El insomnio, que consiste en la dificultad para conciliar el sueño, mantenerlo o por despertarse antes de lo deseado, a pesar de disponer de una correcta oportunidad de dormir, tanto en horario como en duración, es uno de los trastornos del sueño más frecuentes: se calcula que hasta un 15 % de los adultos lo padece de forma crónica.

Tiene un impacto significativo en la calidad de vida, en el rendimiento laboral y aumenta el riesgo de desarrollar otras enfermedades como depresión, ansiedad, hipertensión arterial o diabetes. Sus consecuencias no solo aparecen en la noche, cuando la persona no logra dormir, sino que se extienden al día, con problemas de concentración, apatía, falta de energía, irritabilidad, o incluso un aumento del riesgo de padecer accidentes.

La SEN critica que cada vez sea más frecuente "encontrar afirmaciones categóricas y propuestas que carecen de validez científica, ofreciendo en muchos casos soluciones falsas o sin validez médica", apunta Celia García, coordinadora del Grupo.

Un mercado de más de 130 millones de euros en 2022

En los últimos años proliferan en el mercado productos y servicios dirigidos a personas con insomnio crónico, en forma de suplementos y pastillas que se presentan como “naturales”, aerosoles o infusiones milagro, almohadas especiales, antifaces con tecnología incorporada, aplicaciones de meditación, dispositivos electrónicos, gafas con filtros de luz, lámparas de colores o incluso retiros de fin de semana orientados a curarlo.

"La realidad es que ninguno de estos productos ha demostrado eficacia en el tratamiento de este trastorno. Se trata de una industria con un gran poder de marketing que busca su nicho entre quienes sufren este problema de salud", precisa la SEN, que recuerda que solo la venta en farmacias de remedios para dormir sin receta supuso en el año 2022 en España un mercado superior a los 130 millones de euros.

Con todo, insiste en que el insomnio debe abordarse como un trastorno médico, y es el profesional el que debe profundizar en conocer sus causas, y en base a ello plantear un tratamiento u otro, ya que además existen otras patologías del sueño que también requieren de una atención específica como la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas o los trastornos del ritmo circadiano.

Los neurólogos abogan por la terapia cognitivo-conductual (TCC) como el tratamiento de primera elección para el insomnio, aunque el acceso "aún está lejos de dar respuesta" al elevado número de pacientes que lo requieren, lamenta. En determinados casos, puede ser necesario recurrir a tratamiento farmacológico, pero siempre bajo supervisión médica, pero "lo que está claro" es que el insomnio "no se resuelve con soluciones rápidas ni productos milagro", concluye.