Los científicos, que ya han comprobado que este nuevo método funciona en ratones, han explicado que alrededor de un tercio de los pacientes con cáncer de mama tratados con cirugía o quimioterapia tienen tumores benignos o de crecimiento tan lento que nunca habrían llegado a ser potencialmente mortales, según un estudio realizado en Dinamarca el año pasado.
Para llevar a cabo este nuevo método, los expertos utilizaron un tinte que responde a la luz infarroja para marcar una molécula que se encuentra de forma común en las células tumorales, en los vasos sanguíneos que alimentan a los tumores y en el tejido inflamado.
Al proporcionar información específica sobre los tipos de moléculas en la superficie de las células tumorales, los médicos pueden distinguir mejor un cáncer maligno de un tumor benigno.
En comparación, con la luz visible, esta luz infarroja penetra en el cuerpo, sin riesgo de que los rayos X alteren el ADN y pueda formarse un nuevo tumor.
El uso de un tinte administrado por vía oral en lugar de directamente en una vena también mejora la seguridad de la detección, ya que algunos pacientes pueden presentar reacciones graves a los tintes intravenosos.