Un grupo de científicos del hospital Mass General Brigham, en Estados Unidos, ha desarrollado un algoritmo de inteligencia artificial (IA) que utiliza imágenes faciales para estimar la edad biológica de una persona y predecir su pronóstico médico. La herramienta, bautizada como FaceAge, fue entrenada con más de 58.000 fotografías de personas sanas y ha demostrado ser especialmente eficaz en la predicción de supervivencia en pacientes con cáncer.
Los resultados, publicados en 'The Lancet Digital Health', aseguran que los pacientes con cáncer suelen tener una edad facial superior a su edad cronológica, y cuanto mayor es esta diferencia, peor es su pronóstico. En promedio, estos pacientes aparentaban cinco años más de los que realmente tenían. Esta “edad facial” predicha por FaceAge se asocia de forma significativa con una menor esperanza de vida.
Los investigadores evaluaron la eficacia de FaceAge en una muestra de 6.196 pacientes oncológicos, a partir de fotografías tomadas antes del inicio de su tratamiento con radioterapia. Compararon estas predicciones con las evaluaciones de un grupo de diez médicos, quienes, incluso con información clínica adicional, fueron menos precisos que el algoritmo a la hora de estimar la esperanza de vida a corto plazo.
La IA también demostró mejorar las predicciones humanas cuando los médicos contaban con su evaluación: sus aciertos aumentaron de forma notable al incorporar la información que el sistema extraía del rostro del paciente.
Hugo Aerts, director del programa de Inteligencia Artificial en Medicina (AIM) del centro y coautor del estudio, subraya el potencial de esta tecnología como herramienta clínica: “Una simple fotografía puede contener información valiosa sobre el estado biológico de una persona”. A diferencia de los juicios visuales subjetivos de los médicos, FaceAge ofrece una medida objetiva, cuantificable y replicable, reduciendo así posibles sesgos en el proceso de toma de decisiones.
Además, la tecnología se abre paso hacia nuevas aplicaciones más allá del cáncer. Ray Mak, también coautor del estudio, destaca que esta IA puede convertirse en una herramienta para anticipar enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento y evaluar el estado general de salud de un individuo. “Podemos estar ante una nueva vía para detectar riesgos de forma temprana”, señala.
El equipo ya trabaja en extender el uso de FaceAge a otros entornos clínicos, diferentes tipos de cáncer, distintos hospitales y con base en fotos tomadas a lo largo del tiempo. Incluso planean validar su precisión con imágenes modificadas por cirugía plástica o maquillaje.
Aunque aún se requieren más estudios antes de implementarla en la práctica clínica, esta investigación marca un avance significativo en el desarrollo de biomarcadores visuales no invasivos y refuerza el papel de la inteligencia artificial como apoyo en decisiones médicas complejas.