Los esguinces de tobillo son una de las lesiones más frecuentes, especialmente entre quienes practican deporte. Sin embargo, muchos pacientes los consideran un problema menor y no acuden a un especialista. Según el podólogo Manuel Mosqueira, profesor en programas de posgrado en la UCAM, la UCV y la CEU, este descuido puede tener consecuencias a largo plazo: "Un esguince no tratado correctamente puede convertirse en una lesión crónica que afecta a la movilidad, la estabilidad y la calidad de vida del paciente".

Síntomas de la inestabilidad crónica

La inestabilidad del tobillo se manifiesta en forma de dolor persistente, sensación de que la articulación falla, laxitud ligamentosa y problemas de equilibrio. El riesgo de desarrollarla es mayor en deportes con saltos, giros o cambios bruscos de dirección, como el fútbol, el baloncesto o el pádel. Mosqueira advierte que muchos pacientes llegan a la consulta relatando que "se les tuerce el tobillo con frecuencia o que sienten inseguridad al caminar o entrenar".

La importancia de una rehabilitación temprana

La buena noticia es que una recuperación adecuada puede prevenir complicaciones. El tratamiento comienza con un reposo relativo y controlado, seguido de una movilización temprana y el uso de vendajes o férulas funcionales.

Posteriormente, los ejercicios de propiocepción, fuerza, equilibrio y coordinación resultan clave para devolver estabilidad al tobillo. "Una rehabilitación bien estructurada puede reducir el impacto económico y psicosocial de estas lesiones, ya que el miedo a recaer también afecta a la calidad de vida", subraya el especialista.

Para diagnosticar la inestabilidad crónica se combinan pruebas clínicas y de imagen. Entre ellas destacan la ecografía dinámica, que permite visualizar con detalle los ligamentos dañados, y la resonancia, que ofrece información adicional sobre los tejidos blandos.

Si la fisioterapia y el entrenamiento no bastan, los especialistas pueden recomendar plantillas personalizadas o, en casos más graves, cirugía, que suele ofrecer buenos resultados para recuperar la funcionalidad y la estabilidad.

Volver al deporte con seguridad

La reincorporación deportiva no debe basarse únicamente en el tiempo transcurrido desde la lesión, sino en pruebas objetivas que confirmen que el tobillo ha recuperado su fuerza y estabilidad. Solo así se puede minimizar el riesgo de recaídas y garantizar una vuelta segura a la práctica deportiva.

Tratar de manera adecuada un esguince desde el principio no solo evita lesiones crónicas, sino que permite mantener la confianza, la movilidad y la calidad de vida. Porque un gesto de prevención hoy puede marcar la diferencia en el bienestar de mañana.