El consorcio recibirá dos millones de dólares para este proyecto de tres años de duración, durante los cuales estudiará cómo identificar nuevos marcadores predictores a la respuesta a tratamientos, para identificar qué pacientes responden peor a la terapias y así ofrecerles otras opciones terapéuticas.

En España y en los países occidentales, el cáncer de próstata es el más frecuente en hombres, a nivel mundial es el segundo. Así, supone la tercera causa de muerte en hombres europeos, aunque en los últimos años la supervivencia está aumentando de forma continuada, probablemente debido al diagnóstico precoz.

La forma más habitual de combatirlo en su fase avanzada es a través del tratamiento de bloqueo hormonal, pero algunos pacientes desarrollan tumores agresivos resistentes a este tratamiento: hasta un 90% de los que se hacen resistentes desarrollan metástasis, habitualmente en hueso y ganglios, aunque también puede extenderse a hígado y pulmón. La supervivencia media en los pacientes con enfermedad avanzada suele ser de aproximadamente 2 años tras el diagnóstico.

Además, hasta un tercio de ellos responde peor a las terapias aprobadas para cáncer de próstata, pero hasta la fecha se desconoce la mejor forma de identificarlos y predecir su respuesta a los tratamientos.

El proyecto financiado trata de identificar a este conjunto de pacientes mediante el desarrollo de nuevos marcadores predictores de la respuesta a tratamientos y, mediante un ensayo clínico, comprobar si una terapia que funciona para otros tipos tumorales como mama y ovario podría revelarse eficaz también para los pacientes con cáncer de próstata avanzado que presenten estos marcadores.

Colapsar la reparación del ADN tumoral

Los investigadores estudiarán patrones genéticos y moleculares que se asocien a los defectos en los mecanismos de reparación del ADN, es decir, si las células de sus tumores reparan correctamente o no los errores que se producen en su material genético.

En la primera parte de este proyecto, se estudiarán las muestras de tumores recogidas a los pacientes que participaron en PROREPAIR-B, el primer estudio prospectivo realizado hasta la fecha a nivel mundial en pacientes con cáncer de próstata avanzado que portan mutaciones heredables. PROREPAIR-B es un estudio coordinado desde el CNIO que ha hecho un seguimiento de más de 400 pacientes desde 2013, para analizar si sus genes de reparación del daño del ADN tienen alteraciones genéticas heredadas y cómo afectan estas a la respuesta a los tratamientos. Ahora, se secuenciarán estas muestras para verificar cómo se comportan las alteraciones de estos genes que no son heredadas y ocurren solo en el tumor.

A continuación, el equipo de VHIO liderado por Joaquín Mateo buscará biomarcadores para los defectos de reparación del ADN en estos pacientes, ya que estos defectos no siempre están originados por una mutación genética heredada. El objetivo es contar con nuevas señales indicadoras de estos fallos (más allá de las mutaciones genéticas) que permitan acelerar a toma de decisiones sobre los tratamientos a aplicar.

Por último, el equipo del CNIO con apoyo de VHIO y otros centros españoles llevarán a cabo un ensayo clínico para confirmar si las terapias con carboplatino podrían ser eficaces en cáncer de próstata avanzado.

Se trata de una terapia económica y de fácil acceso. Un fármaco que ya se sabe que tiene eficacia en los tumores con defectos de la reparación del ADN son los llamados inhibidores de PARP, pero su coste es elevado.

El Departamento de Defensa de EE.UU. creó los Programas de Investigación Médica Dirigidos por el Congreso (CDMRP) en 1992, y sus convocatorias se han convertido en las más importantes del país en investigación biomédica, junto con las de los Institutos Nacionales de Salud (NIH). En 1997, lanzó el Programa de Investigación del Cáncer de Próstata para financiar investigación de alto impacto y con relevancia clínica en el corto plazo para este tipo tumoral.