Tener hijos es, algunas veces, complicado para algunas mujeres que han superado el cáncer y que han recibido tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia que afectan a su fertilidad. Por este motivo, muchos médicos les recomiendan técnicas como la congelación de tejido ovárico, óvulos o embriones ya fecundados antes de ser tratadas.

El estudio se ha basado en una investigación de 2014 que identificó una proteína llamada punto de control (CHK2) que se activa cuando los ovocitos son dañados por la radiación. Esa proteína interviene en un proceso natural que conlleva la eliminación de ovocitos con el ADN dañado. Sin embargo, en un estudio en ratones vieron que si trataban a ratones sin esta proteína, los ovocitos lograban sobrevivir y reparaba su ADN dañado dando a luz a crías sanas.

Utilizaron los inhibidores de CHK2, que habían sido desarrollados para tratar el cáncer. Al administrarlo en ratones se anulaba la vía de control, y los ovocitos que no fueron destruidos por la radiación y permanecían fértiles permitían el nacimiento de ratones sanos.

La principal preocupación es que, a pesar de que estos ovocitos irradiados, llevaron al nacimiento de crías sanas, es posible que alberguen mutaciones que se manifiesten después de una o dos generaciones, porque están evitando una evolución importante en el mecanismo de control de la calidad genética que debe investigarse más adelante en la secuenciación del genoma, según han expresado los investigadores.

Además, la investigación establece un precedente para la coadministración de estos u otros fármacos y comenzar a tratar el cáncer al mismo tiempo, aunque esta pauta todavía requiere largos ensayos clínicos en seres humanos hasta que sea una realidad, advierten los investigadores. Por el momento los científicos esperan seguir estudiando para poder determinar unas dosis más seguras y eficaces.