Estos avances en el estudio de PASK, que "ya se postuló como clave para el funcionamiento del hígado y el control del desarrollo de obesidad", indican que la deficiencia de esta proteína podría promover mecanismos antioxidantes contra el estrés oxidativo en el hígado, según detallan los investigadores, liderados por las científicas Elvira Álvarez y Carmen Sanz.

En un artículo, publicado en la revista científica 'Scientific Reports', han desvelado cómo estos mecanismos antioxidantes hepáticos mejoran cuando se bloquea la proteína PASK. "Bloqueando la proteína PASK en ratones, hemos observado cómo se aumentan las defensas antioxidantes mejorando la respuesta frente a posibles daños y evitando la generación de estrés oxidativo", explican las investigadoras.

Por ello, añaden que la estimulación de respuestas antioxidantes "podría ser útil" para prevenir o tratar enfermedades hepáticas como la hepatitis, cirrosis e hígado graso, ya que recuerdan que la disfunción metabólica en el hígado es la causa de "numerosas" patologías asociadas con un estado redox alterado.

Para las investigadoras, las células, en su normal funcionamiento, producen radicales libres. "Estas moléculas, en cantidades excesivas, son tóxicas y causan daños al ADN y otros componentes celulares. La acumulación excesiva de éstas es lo que se denomina estrés oxidativo y es nocivo para las células", relatan.

El estrés oxidativo se asocia a enfermedades como la diabetes, cáncer, trastornos cardiovasculares o enfermedades neurodegenerativas. En este sentido, el hígado es un órgano "especialmente sensible" a este proceso. "Por ejemplo, el consumo de alcohol, la dieta hipercalórica, la contaminación ambiental o los metales pesados originan daños hepáticos debido a la generación de estrés oxidativo", explican al respecto.

Investigaciones previas de este mismo grupo han puesto de manifiesto cómo la proteína PASK es clave en la regulación de genes y proteínas hepáticos implicados en la detección y metabolismo de glucosa, así como en la señalización de insulina.

Anteriormente, las investigadoras ya habían descrito cómo estos ratones deficientes en la proteína no sólo no desarrollaban obesidad, sino que presentaban mejorada la respuesta a la insulina cuando se les sometía a dietas altas en grasas. Ahora, el grupo de investigadores está desarrollando líneas de investigación y contactos para avanzar el conocimiento de esta proteína como diana para desarrollar futuros tratamientos de estas enfermedades hepáticas.