Con motivo del Día Mundial del cáncer de ovario, 8 de mayo, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) hace hincapié en sus síntomas.

Se trata de la quinta causa de muerte por cáncer en la población femenina en España, solo por detrás del de mama, pulmón, colón y páncreas, y representa el 3% de los tumores en la mujer, según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2021, recogidos por la SEGO.

Entre el 70 % y el 80 % de las pacientes se diagnostica en una etapa avanzada de la enfermedad y de forma más habitual en mujeres postmenopáusicas, ya que el cáncer de ovario se suele cursar sin síntomas o con síntomas muy leves que pasan desapercibidos y se confunden con procesos benignos.

Acudir al ginecólogo ante la aparición de síntomas

Pese a que los síntomas sean casi desapercibidos, la SEGO incide en algunos que pueden ser indicativos de este tumor, que cada vez afecta a más mujeres: 3.584, según el último Informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Entre ellos se encuentra dolor o molestias pélvicas y/o abdominales que persisten y no tienen una explicación lógica; sensación repetida de plenitud con la comida, incluso con pequeñas cantidades de alimento; pérdida de peso o dificultad para comer; molestias al orinar y/o hacer deposición que persisten y no se explican por otras causas y sangrado vaginal inapropiado.

En general, se suele acumular líquido en el abdomen provocando ascitis, que puede ser muy importante, y causar distensión de la cavidad abdominal, aunque también se puede acumular líquido en la pleura en torno a los pulmones y producir dificultad para respirar o sensación de falta de aire.

El crecimiento de una masa ovárica en la pelvis, por otra parte, puede afectar a las estructuras vecinas, principalmente la vejiga y el recto causando síntomas como diuresis frecuentes, diarrea o estreñimiento, y dolor abdominal o pélvico.

Los factores de riesgo

Además de la edad, entre los factores de riesgo se encuentran los antecedentes familiares de cáncer de mama, ovario, colon o endometrio; antecedentes personales de cáncer de mama, mutación en los genes BRCA1 o BRCA2; y ausencia de embarazos.

Asimismo, hay que tener en cuenta los factores de riesgo generales del cáncer, como el consumo de alcohol y tabaco, así como los vinculados a un estilo de vida poco saludable, tales como la obesidad y el sedentarismo.

Avances contra el cáncer de ovario

Aún no existe una una técnica para la detección precoz, pero la SEGO destaca “notables avances” en el tratamiento del cáncer de ovario, tanto en el uso de nuevas técnicas de cirugía menos invasivas y más precisas, como en la identificación y aplicación de nuevas dianas terapéuticas y terapias personalizadas para las pacientes.

Gracias a ello, en los últimos años la tasa de supervivencia neta ha crecido hasta situarse en el 41 %. La tasa es mayor en las mujeres menores de 74 años, según los datos de la Red Española de Registros del Cáncer (Redecan).

Además, los avances más destacados han sido en el subtipo más frecuente del cáncer de ovario, los epiteliales serosos de alto grado, que es la principal causa de mortalidad por cáncer ginecológico.

Hasta el 50 % de los tumores de ovario presentan alteraciones en los genes relacionados con la reparación del ADN mediante el mecanismo de recombinación homóloga, de los que entre un 15 % y 20 % se deben a mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2, lo que ha permitido avanzar en el tratamiento a las mujeres con estas mutaciones.

Los inhibidores de la proteína PARP (olaparib, niraparib y rucaparib) han sido algunos de los fármacos que han provocado un cambio en el paradigma del tratamiento del cáncer de ovario con estas alteraciones.

En cuanto a los tumores en recaída, el mantenimiento tras respuesta a la quimioterapia basada en platino ha permitido retrasar la progresión y aumentar la supervivencia global de las pacientes.

Esperanza contra el cáncer de ovario

Un equipo de científicos ha identificado una vía molecular implicada en este tumor y en la generación de resistencias a los tratamientos. Se trata de varias “piezas clave” en la transmisión de señales del cáncer de ovario que suponen un potencial mecanismo contra el que dirigir terapias concretas para este tumor.

El trabajo lo ha desarrollado Atanasio Pandiella, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca y codirector del Proyecto CRIS de cáncer de Ovario; junto a Alberto Ocaña, médico oncólogo y director de la Unidad CRIS de Nuevas Terapias en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid; y Azucena Esparís-Ogando, investigadora del Centro de Investigación del Cáncer – Universidad de Salamanca-CSIC-.

Este hallazgo implica un importante avance en la búsqueda de nuevos tratamientos contra el cáncer de ovario y una mejor respuesta a los tratamientos actuales, según la Fundación Cris contra el cáncer.