Internet es el medio más usado para informarse sobre temas de ciencia y salud, y las redes sociales son el canal con más probabilidad de propagar información falsa, según un estudio impulsado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) que, además, señala que más del 60 % de los encuestados demanda información sobre temas de ciencia y salud de manera habitual.

FECYT ha presentado los resultados de la encuesta de desinformación científica en España. Se han realizado 2.100 entrevistas telefónicas a una muestra de personas mayores de 15 años residentes en España.

El estudio analiza los hábitos de consumo de información científica, la confianza en los medios, la actitud hacia las noticias falsas y los factores relacionados con la capacidad de identificar y propagar los bulos científicos.

Celia Díaz Catalán, profesora de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y Pablo Cabrera Álvarez, investigador en el Institute for Social and Economic Research de la Universidad de Essex (Reino Unido), han elaborado el estudio.

Este informe se ha desarrollado en el marco del proyecto IBERIFIER, el observatorio de medios digitales de España y Portugal, en el que FECYT, se ha involucrado para conocer los factores que rodean a la desinformación científica en España.

Gran demanda de información sobre medicina y salud

La mayoría de quienes buscan información se interesan en temas científicos. Así, un 68 % de las personas encuestadas han manifestado su interés en temas de medicina y salud y alimentación y bienestar físico, y un 60, 7% en ciencia y tecnología.

Tres de cada cuatro encuestados acuden al personal sanitario como principal fuente de información sobre de temas de salud.

Pero, internet o las redes sociales son el medio preferido para informarse sobre temas de ciencia y tecnología (82,1 %), de medio ambiente y ecología (76,6 %) y de Alimentación y bienestar físico (72,9 %).

Estos datos coinciden con los resultados preliminares de la XI Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, 2022 que se harán públicos en 2023.

Las redes sociales son el medio de internet más habitual para consultar sobre todos los temas expuestos en la encuesta, a pesar de que cerca del 62 % de los encuestados señalan que haber recibido información dudosa por redes sociales durante la última semana.

La autora del informe Díaz Catalán señala que esta contradicción “podría tener que ver con la facilidad de uso que caracteriza a las aplicaciones de redes sociales y el cómo las hemos integrado en la cotidianeidad” siendo más intuitivo buscar en estas que entrar en otros medios especializados que usamos menos.

Por otro lado, si se analiza el conjunto, una de cada cuatro personas ha reconocido recibir información falsasobre temas científicos durante la última semana.

La percepción de no haber recibido información veraz crece en asuntos como la pandemia de la Covid-19, las vacunas, cambio climático, bienestar y nutrición.

La autora señala que “la desinformación es un problema global agravado tras la pandemia de la Covid-19 en temas relacionados con la salud y la ciencia”.

La radio, la televisión y la prensa escrita en papel, los medios de comunicación que más credibilidad suscitan entre la población.
La radio, la televisión y la prensa escrita en papel, los medios de comunicación que más credibilidad suscitan entre la población. | Pexels

Los medios con más credibilidad: radio, TV y prensa en papel

En oposición a las redes sociales, la radio, la televisión y la prensa escrita en papel se erigen como los medios de comunicación que más credibilidad suscitan en la población española.

Durante los últimos años, con el objetivo de hacer frente a la desinformación, han surgido diferentes medios de verificación o fact checking que tratan de arrojar evidencias ante informaciones que han sido divulgadas por distintos medios.

Casi el 25% de los consultados han recurrido a algún medio de verificación en alguna ocasión, aunque el porcentaje decrece cuanto menor es su nivel de estudios.

No se sienten nada seguros sobre la veracidad de la información recibida tan solo el 10 % de los encuestados. Porcentaje que se duplica entre las personas con estudios primarios.

Las consecuencias de la desinformación

La mayoría de la ciudadanía española cree que la desinformación y la divulgación de bulos produce efectos negativos en la población.

Siete de cada diez personas (71,5 %) está totalmente de acuerdo con que “la desinformación y los bulos tienen la capacidad de manipular las creencias de las personas”; seis de cada diez están completamente de acuerdo con la afirmación “la circulación de desinformación o bulos puede tener efectos perjudiciales para la salud de la población” y con “la desinformación y los bulos provocan que los ciudadanos desconfíen de las instituciones”.

La mitad está totalmente de acuerdo con que “la circulación de bulos entre la población acerca del covid-19 ha tenido un efecto perjudicial en la credibilidad del personal experto y científico”.

En este estudio, también se mostró a los participantes una selección de titulares falsos y reales extraídos de la sección de ciencia de los principales diarios generalistas de nuestro país.

En líneas generales, la población española sí sabe discernir entre una información verdadera y una falsa. Factores, como tener más conocimiento sobre funcionamiento de los medios de comunicación o la confianza en las instituciones influyen en la capacidad de identificar la desinformación.

Aunque las informaciones falsas se comparten menos que las verdaderas, es un porcentaje considerable el de personas que comparten bulos.

Recomendaciones para combatir la desinformación

A partir de los resultados y conclusiones del estudio, los autores han elaborado una serie de consejos para combatir la desinformación en el ámbito de la ciencia: promover la alfabetización mediática de la población; aumentar el conocimiento sobre el funcionamiento de la ciencia y las practicas sociales de la comunidad científica; promover el escepticismo saludable.

Otros consejos son evitar la politización y polarización de los hallazgos científicos; fomentar la calidad de la comunicación científica; impulsar un periodismo científico profesional y especializado; promover estructuras, medios y recursos a la comunicación científica y limitar la propagación de desinformación a través de los algoritmos.

FECYT ha puesto en marcha iniciativas en esta línea de recomendaciones, como la agencia de noticias SINC, que promueve un periodismo científico especializado y riguroso; el Science Media Centre España, como fuente rigurosa de información que se ofrece a los medios de comunicación o la Convocatoria de ayudas para el fomento de la cultura científica tecnológica y de la innovación, que financia proyectos de divulgación y comunicación científica que promueven la participación ciudadana en la ciencia y la tecnología y ayudan a combatir la desinformación científica.

Celia Díaz Catalán subraya que “este trabajo aporta muchas luces de diversos perfiles y mecanismos asociados a la percepción de la desinformación, así como de su divulgación. Sería adecuado hacer no solo un seguimiento de estos datos, sino un análisis de algunas de las relaciones encontradas en mayor profundidad. También sería importante poder analizar el impacto de algunas de las medidas propuestas, aunque fueran en pequeña escala, para probar su capacidad de cambio”, concluye.