Los datos se desprenden del estudio Global Burden of Disease, el primero en proporcionar estimaciones exhaustivas a nivel mundial de la carga, las características epidemiológicas y los factores de riesgo de algunas enfermedades digestivas. Esta investigación realizada en 195 países y publicada en la revista 'The Lancet Gastroenterology & Hepatology', destaca que el número de casos de cáncer de páncreas ha aumentado en un 130 por ciento durante los 27 años del período de estudio, de 195.000 en 1990 a 448.000 en 2017.

Financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, el trabajo también ha determinado que el cáncer gástrico (estomacal) ha descendido de la segunda causa principal de muerte por cáncer en todo el mundo a la tercera, detrás del cáncer de pulmón y del cáncer colorrectal. Por su parte, el número de casos de enfermedad inflamatoria intestinal (EII) se ha incrementado un 84 por ciento, de 3,7 millones en 1990 a 6,8 millones en 2017.

Además del aumento de los casos de cáncer de páncreas, el número de muertes también aumentó. Aunque parte de este aumento puede explicarse por el aumento de la población y la longevidad, incluso después de tener en cuenta los cambios en la población, la incidencia estandarizada por edad y las tasas de mortalidad por cáncer de páncreas aumentaron en un 12 y un 10 por ciento, respectivamente. Las tasas más altas de incidencia y mortalidad se registraron en los países de ingresos más altos.

Los expertos creen que el aumento está relacionado con un aumento en la prevalencia de la obesidad y la diabetes, como se refleja en los factores de riesgo de índice de masa corporal (IMC) alto y niveles más altos de glucosa en sangre, que son dos de los principales factores de riesgo para el cáncer de páncreas.

Entre 1990 y 2017, las tasas de incidencia de cáncer colorrectal estandarizadas por edad aumentaron un 9,5 por ciento a nivel mundial, pero, por el contrario, las tasas de mortalidad estandarizadas por edad disminuyeron un 13,5 por ciento. Los investigadores creen que esto se debe a la introducción de programas de detección del cáncer colorrectal, lo que conduce a una detección más temprana y a una mayor probabilidad de supervivencia. De manera similar, en los países en los que se establecieron programas de cribado hace dos o tres décadas se observaron reducciones en las tasas de mortalidad.

El estudio también ha apuntado que los factores de riesgo para el cáncer colorrectal son diferentes en hombres y mujeres, y por lo tanto deben ser considerados en la política nacional y en los programas de prevención. El consumo de alcohol, el tabaquismo y las dietas bajas en calcio, leche y fibra suponen una carga considerable para los hombres. Para las mujeres, los riesgos dietéticos, pero no el consumo de alcohol o el tabaquismo, fueron los más atribuibles.