"En nuestro país, el uso de los desfibriladores externos semiautomáticos (DESA) ha quedado en manos de las comunidades. Desgraciadamente, los primeros decretos fueron muy restrictivos con la implantación de estos dispositivos, que son tan efectivos para tratar episodios de muerte súbita", ha afirmado Igancio Fernández Lozano.

En 2009 el Gobierno español sentó las bases para la regulación de la presencia de estos desfibriladores en el Real Decreto 365/2009, de 20 de marzo, que establece las condiciones y requisitos mínimos de seguridad y calidad en la utilización de estos equipos fuera del ámbito sanitario.

"La normativa vigente pone en valor la importancia de la protección de la salud y cómo los desfibriladores pueden ayudar a salvar vidas en caso de paradas cardiorrespiratorias", explican. Pese a mostrar la importancia de estos equipos, la legislación no obligó a su incorporación en áreas muy frecuentadas, sino que dejó en manos de las comunidades el establecimiento de los requisitos para su uso, la promoción y la recomendación de su instalación, de acuerdo con las indicaciones de los organismos internacionales.

"Necesitaríamos un plan nacional ambicioso y que se fomente la enseñanza de Reanimación Cardiopulmonar (RP) en las escuelas, entre policías, funcionarios públicos, vecinos que tengan interés en aprender, entrenadores, es decir, entre diversos colectivos", ha declarado Lozano, ya que se calcula que en España existen solo dos desfibriladores por cada 10.000 habitantes.

Los diferentes decretos de las seis comunidades autónomas, que sí obligan a instalarlo, no contienen estrictamente el mismo contenido, aunque hay puntos similares como es el caso de instalar los desfibriladores poblaciones de más de 50.000 habitantes.

En cuanto a su uso, las comunidades de Andalucía y Cataluña requieren una formación para utilizarlos, mientras que País Vasco dicta que podrán ser empleados por personal no sanitario partiendo de la cadena de supervivencia con la RCP y el apoyo de los servicios de Emergencias de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) con los que se contactará al inicio de actuaciones.

Asimismo, Madrid determina su uso al personal sanitario o de emergencias, aunque se permite que cualquier persona, en caso de que no haya nadie presente con esa capacitación, lo pueda utilizar tras haber contactado con el 112, punto que comparte con Cataluña. De igual modo, todas señalan que los lugares donde son más frecuentes y necesarios los desfibriladores son puntos como centros comerciales, aeropuertos o estaciones de viajeros.

"Desgraciadamente las posibilidades de sobrevivir a una parada cardiaca en la calle oscilan entre el 5 y el 10%. Es por eso que la reanimación debe empezarse de forma precoz, ya que por cada minuto que pasa las posibilidades de sobrevivir disminuyen un 10%", ha explica el vicepresidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), José Luis Palma Gámiz.

Por su parte, el director general de B+Safe, Nuño Azcona, ha afirmdo que "en España está aumentando el interés de las Administraciones Públicas por impulsar la creación de zonas cardioprotegidas, en especial en lugares que registran gran tránsito de personas. Sin embargo, aún estamos a gran distancia de países europeos, donde la presencia de desfibriladores es ocho veces superior", ya que en Estados Unidos el 50% sobrevive gracias a la presencia masiva de desfibriladores.

En este sentido, recuerdan que se producen unas 30.000 paradas cardiorrespiratorias al año, cifra que podría reducirse de manera significativa si hubiera mayor número de desfibriladores y se aplicara la desfibrilación a la víctima en los cinco primeros minutos.

La gran causa de 'Constantes y Vitales' en 2016 fue solicitar a la comunidades autónomas la instalación de desfibriladores en espacios públicos con el objetivo de reducir el número de víctimas por parada cardíaca. Gracias a esta iniciativa, y las firmas de más de 100.000 personas, la Comunidad de Madrid ya es un lugar cardioprotegido.