Parecían la familia perfecta. Pero la maldición de los Galvin comenzó cuando el hijo mayor sufrió un brote psicótico.

A partir de ahí, seis de los doce hermanos acabaron desarrollando esquizofrenia. "Yo me pregunté: ¿cómo ha podido suceder todo esto a una sola familia?", nos dice el escritor Robert Kolker.

La genética de la esquizofrenia

La misma pregunta se hicieron los científicos de la época. Estudiaron su genoma, y demostraron que desarrollar la enfermedad mental no era culpa de su madre. "Gracias a la ciencia demostraron que existía una base genética para la esquizofrenia".

Una enfermedad que hizo a creer a Matthew, uno de los hermano, que era Paul McCartney, pero que también se convirtió un auténtico calvario que el periodista Robert Kolker recoge en 'Los chicos de Hidden Valley Road'. "Además de la enfermedad mental, hay más tragedias en el libro. Hay un asesinato con suicidio, abusos sexuales...", cuenta el autor.

Los excesos de la "ciencia"

Además, Kolker ofrece un fiel relato de los brutales procedimientos médicos con los que trataban las enfermedades mentales en los años 70.

Dos de los hermanos murieron por efectos secundarios de la medicación. "En aquellos años daban estas medicaciones tan fuertes a los pacientes para que no les sometieran a una lobotomía, para que no les operaran o electrocutaran".

Recopila también testimonios como el de Lindsay, otra de las hermanas, que convivió con la enfermedad y los abusos sexuales de su hermano, y los de Margaret, que ha convertido en arte, a través de una serie de lienzos, una tragedia familiar clave para la ciencia.