Se queja de que no puede ver a su marido ni a sus hijos. Es una mujer adicta al trabajo, lleva a la consulta a una amiga que está bastante deprimida con su vida, que no ayuda tampoco a la terapia, al final Gustavo no puede evitar invitarlas a abandonar su coche.

Gustavo llega incluso a estresarse él mismo y toma medidas desesperadas, se lleva a su paciente a un descampado, sin cobertura, aludiendo que el coche se ha estropeado. Tras una tarde en el campo la paciente consigue relajarse y desconectar.