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El periodista de la CNN Thomas Lake piensa que hay motivos para creerlo.

¿Fue James Brown asesinado?

El periodista de la CNN Thomas Lake piensa que hay motivos para creerlo. Ha elaborado un gran reportaje durante dos años que hace asomar cabos sueltos y pruebas tanto de la muerte del padrino del soul como de su tercera mujer, Adrienne Brown.

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Hace dos años, el periodista de la CNN Thomas Lake recibió una llamada de teléfono. Aunque estas llamadas quedan muy bien en los relatos periodísticos, por lo general, no llevan a ningún lado. En la mayor parte de los casos, estas llamadas están motivadas por intereses particulares, demasiado particulares.

“En el periodismo, como en la vida, puedes encontrarte con cierto tipo de persona”, escribe el periodista. “Esta persona te cuenta una historia que incorpora una queja o una necesidad insatisfecha. Esta historia ya la has oído antes. Piensas que puede ser una exageración. Pero eso es lo que realmente te da miedo: que también podría ser verdad. Y porque cabe la posibilidad de que sea verdad, tienes que hacer algo”.

Thomas Lake tiró del hilo y se quedó enredado en la madeja. Poco a poco, tejió algo con todo eso: un apasionante reportaje.

Al otro lado de la línea telefónica, una mujer, cantante de circo, le dijo que podía probar que James Brown había sido asesinado. James Brown, el apodado padrino del soul, murió el día de Navidad del año 2006, supuestamente a causa de una complicación cardiaca. No se le practicó autopsia.

No es de extrañar que Jacque Hollander le telefoneara precisamente a él, probablemente había leído un reportaje que Lake escribió ocho años antes en Atlanta Magazine, titulado ‘¿Quién mató a Darren Lumar, el yerno de James Brown?’ Los asuntos turbios de la familia Brown no le eran desconocidos.

Por otro lado, Lake está especializado en grandes reportajes de largo aliento, herederos del mejor periodismo narrativo norteamericano, como ‘El chico que murió de fútbol’, que publicó en Sports Illustrated y fue incluido en el libro ‘Next Wave: America’s New Generation of Great Literary Journalists’. Y si algo iba a necesitar Lake durante este viaje, era aliento.

Jacque Hollander no solo le dijo que le hablaría de la muerte de James Brown, sino también de su buena amiga Adrienne Brown, tercera esposa del cantante y cuya muerte se atribuye a sobredosis. Para Hollander, esa muerte también fue asesinato. Las pistas de la cantante llevaron al reportero hasta el policía que investigó el caso, ahora ya jubilado, el cual rescató una prueba que, de manera incompetente, no había examinado con atención en su momento.

Jacque Hollander había trabajado con James Brown. En la década de los 80, escribió canciones para él y se ocupó de su participación en actos benéficos. Pero en 1988, como ya había sucedido con otras mujeres, James Brown se volvió violento contra ella y la violó, según admite por primera vez Hollander en este reportaje.

A partir de ese momento, no sin miedo, la cantante se dedicó a reunir pruebas de lo que ella llamaba “la maquinaria” alrededor del cantante de ‘Sex Machine’; una máquina que fabricaba muchísimo dinero. El reportaje de Thomas Lake se dedica a contrastar minuciosamente cada una de esas pruebas. Para ello, entrevista a 140 personas, viaje por nueve Estados, analiza cientos de documentos, cintas y 1.300 páginas de mensajes de texto del móvil de Jacque Hollander.

Hay dos tipos de investigaciones periodísticas: las que van al trán-trán de los procesos judiciales, es decir, las que cuentan lo que dicen los sumarios, acogiéndose siempre al supuesto de veracidad de estas investigaciones policiales. Y luego están las otras, raras y arriesgadas, que van por delante de las judiciales y que no siempre tienen porqué derivar en justicia. ¿Cuál es el periodismo más honesto? ¿Y el más verídico?

“Hay preguntas legítimas sobre la muerte de James Brown que solo pueden ser contestadas con una autopsia y una investigación criminal”, escribe Lake. Pero sus herederos no quieren que se realice.

Siguiendo las pistas de Jacque Holland, el reportero localiza al médico que trató a James Brown en el hospital antes de su muerte y que firmó su certificado de defunción. Este le dijo que dudaba de que Brown muriera de causa natural, que sospechaba de una sobredosis accidental o no y que él había recomendado una autopsia. Este médico es una de las once personas que le dijeron al periodista que esa muerte debería ser investigada.

Respecto a la muerte de la tercera esposa del músico, la investigación conduce a un médico cuyo nombre no se cita en el reportaje porque la investigación judicial no llegó hasta él. Y no llegó porque la prueba que mal inspeccionó el policía se trataba de un acuerdo que apuntaba su nombre en un cuaderno que no llegó a leer entero. El cuaderno era un diario de otra paciente, amante del médico, que en sus páginas finales recogía la acusación, literal, del asesinato de Adrienne Brown. Cuando Thomas Lake localizó y visitó al médico, este alegó alzhéimer.

Hay muchas pruebas en este reportaje. También hay muchas palabras, salvo las de aquellos que ya han muerto —que son muchos— y de las que no han querido hablar. La ausencia principal es la de Buddy Dallas, el abogado de James Brown que constantemente revolotea por el relato, acompañado del temor de los que le citan. La esposa de James Brown le había dicho a Jacque que “Buddy era el problema, que Buddy no era de fiar, que Buddy no era el hombre que aparentaba ser”. Cuando Jacque le dijo al abogado que James Brown había abusado sexualmente de ella, este le dijo que se lo callara.

Tras la muerte de Adrienne, James Brown se casó por cuarta vez, con Tomirae Brown. Una mujer que al parecer no era del agrado de las dos personas que manejaban el dinero, el abogado Buddy Dallas y el contable David Cannon. El agente del cantante, Jeff Allen, le dijo al reportero de la CNN que escuchó a Dallas y a Cannon en el banquete de la boda planear cómo romper ese matrimonio. “Esta boda no está bien, este matrimonio no es bueno, tenemos que deshacernos de la chica”, confesó el representante artístico que le dijeron.

En la última parte del reportaje, Thomas Lake plantea quince preguntas sin respuesta sobre la muerte de James Brown. Una de ellas plantea si, en los últimos días de su vida, James y Tomirae intentaron escapar de lo que él llamó “esclavitud blanca”, en relación a la raza de su abogado durante 22 años y su contable. Poco antes de morir, el matrimonio estaba realizando los planes para mudarse de South Carolina a Nueva York. Una idea que no gustaba a “la maquinaria”.

Hay extrañas similitudes entre ambas muertes, la de Adrienne y la de James, con once años de diferencia. A finales de 1995 o los primeros días de 1996, Adrienne dejó un mensaje de voz en el contestador de su abogado, diciéndole que quería separar a James brown de los hombres que lo controlaban. En 2006, Tomirae consiguió convencer a su marido para alejarse de esos hombres y además admitió que temía por su vida. En 1996, Adrienne entró al hospital para una cirugía plástica y ya no salió de allí, al parecer por sobredosis de PCP, una droga que tomaba James Brown. En 2006, James Brown entró al hospital por una neumonía y una enfermera vio indicios de que una sustancia se le había introducido por la vía. Por último, la aparición de otra mujer, peluquera y amante de James Brown según ella confesó a Jacque, podría haber estado en el hospital durante su fallecimiento.

¿A qué empuja una historia periodística? ¿Qué pretende? El gran reportaje de Thoma Lake no habla sobre música, no importa aquí el legado artístico de James Brown. Esta historia habla sobre el poder y el dinero. “Nos fuerza —escribe Lake— a todos a reconsiderar el legado de Brown, a verle no solo como un artista pionero sino como un hombre que en sus dos últimas décadas estuvo bañado en horribles secretos”.

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