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EL LISTADO DE CANCIONES DE UN CONCIERTO NO LA HACE SPOTIFY

¿Cómo y quién hace el setlist perfecto para petarlo en un concierto?

Para algunos es un mero trámite: poco más que un listado de canciones dispuestas casi al azar. Para otros, un auténtico arte en el que reside buena parte del éxito (o el fracaso) de un concierto. Preguntamos a artistas, promotores y periodistas sobre cómo debe ser el setlist perfecto.

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SetlistAgencias

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Se apagan las luces, cesa la música de fondo y el público enloquece. A partir de ese momento, todo lo que ocurra sobre el escenario, o al menos lo más importante, estará reflejado en un cutre pedazo de papel unido al suelo con un trozo de cinta americana. Es el setlist, el listado de canciones que el grupo va a interpretar. Y aunque hay bandas que se lo conocen de memoria, raro es el artista que no cuenta con él como elemento imprescindible antes de salir a tocar. De Melendi a Wilco. De Bruce Springsteen a Maluma. De La Banda Trapera del Río a Daft Punk.

Pero, ¿cómo se confecciona el setlist perfecto? De hecho, ¿existe tal cosa o realmente el orden de los temas viene a dar lo mismo? En opinión del periodista musical Darío Manrique, existen varios factores a tener en cuenta antes de contestar a ambas preguntas. “Creo que depende del concierto. Si se trata de una actuación en un festival, que lo más probable es que tenga unos 50 minutos, hay que ir al grano y no enrollarse con experimentos ni demasiadas novedades. Si por el contrario es un concierto de un solo grupo o artista, creo que hay que intercalar hits con canciones menos conocidas del último disco y con favoritas ‘de culto’ para los fans”.

No siempre se hace bien. En opinión de Manrique, “un error habitual, sobre todo en grupos de larga trayectoria que creativamente no están en su mejor momento, es meter un bloque largo de temas nuevos. Creo que en la primera media hora ya tienen que sonar uno o dos éxitos reconocibles, para mantener la atención y la excitación del público”.

Y es que mantener esa atención no siempre es fácil. Para el que escribe estas líneas, el dicho de “lo bueno, si breve, dos veces bueno” es certero. Crecí escuchando punk y acudiendo a conciertos cortos o muy cortos, por lo que más de una hora me parece excesivo e innecesario. No todo el mundo lo cree así. “Si Springsteen toca hora y media sus fans van a decepcionarse”, apunta Darío.

Y no le falta razón. “En líneas generales, quizá una hora y cuarto sea una duración bastante apropiada. Eso, dicho con toda la prudencia, pues cada concierto es un mundo y hay veces que con 45 minutos sales muy satisfecho y otros en los que una hora y cuarto se hace más largo que un día sin pan”.

Todo bajo control

Los conciertos de Toundra, la banda de post-rock más exitosa que ha dado nuestro país, no llegan a la duración de los de Springsteen. Pero sí alcanzan cotas de intensidad que han sido perfectamente pensadas previamente. “Idear y ordenar un setlist es algo muy importante”, cuenta Esteban, guitarrista del grupo. “Cuanto más grande y longeva es la banda, más puedes ver que tienen estudiado al milímetro cada parte de su concierto. Hay que medir la duración de concierto, tiempos, subidas, bajadas de intensidad, bises... . Puede ser un dolor de cabeza”.

En el caso de Toundra, la confección del setlist varía según el tipo de concierto. “Si estamos de gira, solemos preparar en los ensayos previos unas 15 o 16 canciones. Hay que recordar que nuestros conciertos son de 7 u 8, pues son largas. Con esas 15 puedes hacer múltiples setlists. Nuestra idea es siempre ir cambiando y dando diferentes conciertos a lo largo de la gira., dependiendo de a qué hora toquemos, dónde, si es un festival, un bar pequeño, etc. Una hora antes de salir a tocar, reparto los papeles a todos los miembros del grupo, así como al backliner y al técnico de sonido. Tres minutos antes de salir, Macón (el otro guitarrista de Toundra) se lo lee por primera vez y pretende hacer cambios: “Pero ¿por qué no...?". Porque no, Macón... Puto Maca”.

El cliente siempre tiene la razón. En este caso, el público. Así lo cree Swan Fyahhbwoy, uno de los más reputados artistas españoles de dancehall. “Confecciono el setlist basándome en las canciones que creo que quiere escuchar la gente o que mejor funcionan en directo. Esto es progresivo, ya que cuando sólo tienes un disco te limitas a presentarlo y cuando tienes una discografía mas amplia puedes hacer una selección de "grandes éxitos". En esta nueva etapa en la que estoy girando con una backing band también en los ensayos la banda aporta mucho a la hora de confeccionar el orden de los temas o decidir como queda mejor encadenarlos”.

Para Paco Fernández, promotor, manager y dueño del sello madrileño Holy Cuervo, “el setlist es una herramienta más de un concierto”. Y como ocurre con todos los demás elementos que componen un recital, ha de estar cuidado al detalle. “El setlist perfecto es aquel que consigue que el orden de las canciones conecte mejor con el público”. Eso sí: en su opinión, “las canciones que más molan han de estar al principio. Aunque las posibilidades son muchas, casi infinitas”. Porque como ocurre con casi todo, lo importante es la materia prima: si hay buenas canciones, el éxito está prácticamente asegurado.

Coleccionistas de setlists

El mundo de la música es el caldo de cultivo perfecto para los mitómanos. Los hay que coleccionan ediciones limitadas de discos de vinilo, DVDs en directo, fotografías, autógrafos y hasta púas de sus guitarristas de cabecera. Y por supuesto, hay quien siempre que puede trata de irse da casa con el setlist. Los más aplicados toman nota de ellas y las recogen en webs como Setlist.fm, que recopila más de tres millones de estas listas, rigurosamente ordenadas.

Otros prefieren el formato físico. Roberto Martínez, director del programa de radio Bienvenido a los 90, es uno de estos últimos. “A lo largo de mi vida he ido a muchos conciertos. Tantos, que apenas recuerdo cuántas veces he visto a Foo Fighters o Radiohead, por ejemplo. No es que le reste importancia: es que me hago mayor”, cuenta a Tribus Ocultas. “Sin embargo, sí recuerdo muy bien cada concierto en que he conseguido obtener el setlist. Hacerse con ese trozo de papel sujetado con cinta americana al escenario es como conseguir el santo grial de los conciertos. Es la pieza de coleccionismo máximo al que puedes optar en un directo. Porque hay tantos setlist como miembros tiene una banda: ¡muy pocos!”

Para Roberto, “un buen setlist es esencial para que un concierto sea recordado mas allá de lo normal. Debe empezar generando expectación, debe explotar y navegar también por aguas tranquilas para ofrecer en la parte final una traca digna de recuerdo”. El director de Bienvenido a los 90 tiene claro cuáles son sus piezas más cotizadas: “Mi sueño es conseguir un setlist de Pearl Jam: Eddie Vedder los hace a mano y cada noche son diferentes. En ebay puedes comprarlos desde 100 dólares”. De ahí a los a los 10.000 que algunos llegan a pedir por uno de otra de sus bandas de cabecera, Nirvana, hay un trecho.

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