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UN RELATO DE MARTA EME (@MARTAMJ32)

El instinto

Si tuvieras que definir lo que es el instinto, ¿cómo lo harías? Es uno de esos conceptos que la experiencia nos ayuda a entender, pero que es complicado explicar en pocas palabras. @martamj32encuentra, como siempre, el modo de recoger toda la esencia del término y sumarle magia.

-¿Cómo definirías el concepto 'instinto'?

¿Cómo definirías el concepto 'instinto'?iStock

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Existe un punto ahí, donde la cabeza deja de buscar respuestas y el corazón de atender a razones. Donde no se escucha pero se entiende, donde no se ve pero se percibe, donde no se piensa pero se sabe.

No se escucha, pero se entiende; no se piensa, pero se sabe

Un punto que presiente y avisa, que da luz verde o saca el stop, que empuja o sujeta. El pellizco en el estómago que aparece en los momentos importantes, la certeza, la intuición o el instinto. Es esa parte animal dentro de nosotros que se resiste a ser humana, la que nos señala el camino cuando nos creemos perdidos, la que nos enseña a ver con los ojos cerrados y nos da la respuesta a esa pregunta que todavía no nos habíamos planteado. Esa que nos dice lo que no queremos oír, la que no se calla aunque nos tapemos los oídos, la que sabe lo que ocurrirá sin necesidad de una bola de cristal.

Existe un punto sin contaminar por lo que nos rodea, que no se vende, sin influencias ni temores, libre de nuestros propios prejuicios y dudas, de caminos marcados e imposiciones. El sí cuando te niegas a ti mismo, el no junto antes de lanzarte, el pálpito que nos deja sin respiración, ese nudo en la garganta que nos hace respirar de nuevo y esa extraña y maravillosa sensación de sentir que hemos llegado a casa. Lo que no tiene explicación ni la necesita, lo que sabemos sin saber por qué, lo que conocíamos sin haber visto; es el norte de la brújula, la solución que teníamos delante y no veíamos, la frase que, de repente, tiene sentido al cambiar una palabra, la respuesta más segura ymás clara.

Ese punto que nunca hay que ignorar y sí tener mucho más en cuenta porque rara vez se equivoca aunque parezca que no tiene lógica. Y no es la lógica la que nos hace sentir vivos sino el sentimiento; ese que, a veces, nos cuesta aceptar.

El instinto no se calla aunque nos tapemos los oídos

Sigamos el instinto, la intuición, creamos en el pellizco en el estómago que nos habla aunque parezca que no es momento ni lugar ni tenga sentido o diga lo que no deseamos. Paremos ese momento necesario para escuchar a ese yo sabio que nos habla desde nuestro interior; esa parte propia y salvaje a la que no podemos ni debemos intentar domar porque solamente existirá si va por libre. Y tengamos fe en esa parte de nosotros mismos que no vemos y apenas conocemos. Hagamos caso a esa parte tan animal que nos hace volver a ser humanos.

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