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CONFESIONES DE UN TEXTIL

Te voy a contar por qué lo paso tan mal cuando voy a una playa nudista

Hace unos años descubrí cómo se les llama, o mejor dicho, cómo nos llaman, a los no-nudistas: textiles. Es decir, que si voy a una playa nudista soy un marginado, un outsider. En otras palabras, soy un anticuado, un retrógrado, un tipo que tardó mucho en ir a una playa nudista y cuando fue, no fue precisamente el mejor día de su vida.

-Tres mujeres en una playa nudista

Tres mujeres en una playa nudistaGtres

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No sería honesto si no empezase este artículo describiendo una imagen muy concreta que siempre ha estado pululando en mi cabeza y que no es sino fruto de la especulación y la paranoia. Una imagen que poco o nada tiene que ver con lo que más tarde sucedió en la realidad.

En esa imagen estoy yo en una playa tumbado sobre mi toalla. En un momento determinado me incorporo y BUM! Al darme la vuelta me doy de bruces con el miembro viril de un señor muy mayor que está de pie junto a mi toalla. El señor no se percata ya que está hablando con otros 'nudistas'. Pero yo, sin embargo, estoy ahí, paralizado ante la inesperada e impactante visión de unos genitales masculinos en primerísimo plano.

Siempre he sospechado que esta secuencia es fruto de algún 'residuo memorístico onírico'. Pero claro, ¿cuál fue ese sueño y qué poso dejó en mi subconsciente? Por otro lado, cuando digo lo de: “que poco o nada tiene que ver con lo que más tarde sucedió en la realidad”, es porque era la primera vez que iba a una playa nudista. El 'hype' era demasiado mayúsculo y tenebroso con respecto a lo que finalmente me encontré.

Fue en una playa nudista en Vera. El 99% de las personas campaban a sus anchas como Dios las trajo al mundo. Apenas había gente como yo, es decir: 'textiles'. Me sentía mal y me consolaba sabiendo que no era el único que no iba totalmente desnudo.

No paraba de preguntarle a mi novia, una nudista profesional, si era legal andar por ahí con mi bañador puesto mientras los demás me observaban como si fuera una especie de traidor o esquirol. Mi novia se reía y me decía que por supuesto que era legal y que intentase relajarme ya que nadie iba a venir a llamarme la atención por no ir desnudo. Lo cierto es que finalmente así fue. Aun así, lo que tendría que haber sido un apacible día de playa terminó convirtiéndose en uno de los días más estresantes del año.

Los nudistas de una playa de Estepona en contra de un bar que les prohíbe entrar sin ropa
Los nudistas de una playa de Estepona en contra de un bar que les prohíbe entrar sin ropa | El Sextante

Todo era muy normal. Había familias enteras, gente de todas las edades. A unos metros había un grupo de chicas y me daba corte que, por accidente, mi mirada se desviase en esa dirección y justo en ese instante mi novia me interceptase.

De hecho, me pasé el día entero intentando que mis ojos no coincidieran con los ojos de algún nudista. El sentimiento de culpa por no ir desnudo me devoraba a medida que avanzaban las horas y me pasé el día entero leyendo, mirando el móvil, a la arena, al mar y a mi novia. El problema es que mi inevitable exceso de curiosidad y voyerismo siempre termina haciendo de las suyas.

Sabía que cerca de allí había un 'hotel nudista' y sabía que a mi novia le hubiera encantado alojarse allí. Volví a sentirme mal ya que era plenamente consciente de que yo era el freno para un 'perfecto fin de semana nudista'. Pero lo del hotel me hubiera superado.

En la playa no había mucha gente y todos estábamos lejos de todos. Lo del hotel hubiera sido demasiado para mí. La recepción, la cafetería, el hall, el ascensor, demasiados escenarios y demasiadas situaciones incómodas. Compartir micro-espacios con tal cantidad de gente y tal cantidad de genitales al aire, mientras yo estoy ahí, resguardado en la seguridad de mi bañador, hubiera sido como vivir durante más de 48 horas en un sketch de Pajares y Esteso.

De todas formas, creo que al final casi todo es producto de mi imaginación y de mi neurosis. La realidad es que ningún nudista o naturista te va a obligar a ir desnudo. Siempre hay excepciones, claro.

Siempre existe la posibilidad de que alguien se sienta ofendido o le resulte un escándalo o una falta de educación que no vayas por ahí enseñando tus genitales. Pero como digo, siempre suelen ser excepciones, aunque en este caso no lo diga desde un punto de vista estrictamente empírico.

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