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Los neandertales capturaban aves en las cuevas para su consumo

Los neandertales capturaban aves en las cuevas para su consumo

El uso de antorchas y una buena visión nocturna permitió a los neandertales cazar en cuevas unas aves esquivas durante el día y de plumaje negro, conocidas como chovas. Según un nuevo estudio, el hábito de consumirlas por parte de estos homininos fue extenso y frecuente. 

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Los neandertales (Homo neanderthalensis) capturaban durante la noche para su consumo chovas, una especie de aves de plumaje completamente negro y de tamaño similar al de las palomas, según indica un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Hasta el momento, la asociación entre los neandertales y estas especies se pensaba que era circunstancial y se debía a que ambos utilizaban los mismos refugios. Pero las marcas en algunos huesos pertenecientes a estos córvidos han revelado su consumo por humanos. El estudio se publica en la revista Frontiers in Ecology and Evolution.

En los últimos años se han acumulado evidencias de que su dieta era variada e incluía plantas, pequeños mamíferos, algunas aves y hasta invertebrados

Los neandertales, que habitaron zonas templadas de Europa y el centro de Asia hasta su extinción hace unos 40.000 años, son conocidos por su dieta de grandes herbívoros, compuesta por caballos, cabras y bóvidos salvajes. Sin embargo, en los últimos años se han acumulado evidencias de que su dieta era variada e incluía plantas, pequeños mamíferos, algunas aves y hasta invertebrados, como crustáceos y bivalvos que recogían en zonas costeras.

Entre los fósiles de aves que se encuentran con más frecuencia en las cuevas que ocuparon estos homininos están los de chova piquirroja y chova piquigualda. Estas especies forman agregaciones para dormir en el interior de las simas y desde el Neolítico también están presentes en construcciones humanas.

“Recientemente, se ha podido demostrar que algunos huesos fósiles de chova procedentes de yacimientos neandertales presentan marcas de procesamiento y consumo por parte de los humanos. Sabemos, además, que algunos de esos huesos fueron cocinados al fuego”, apunta Guillermo Blanco, investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y primer autor del trabajo.

Un consumo habitual y expandido

El estudio revisa datos de los yacimientos neandertales con presencia de huesos fósiles de chova piquirroja y chova piquigualda, especies que proporcionarían un buen aporte proteico a un neandertal. 

“Tanto estas aves como los antiguos humanos solaparon sus áreas de distribución en Eurasia durante un largo periodo de tiempo. De hecho, aparecen en yacimientos de distintas épocas desde la península ibérica hasta el Cáucaso. Por tanto, el hábito de consumirlas fue extenso, en el tiempo y en el espacio, y debió de producirse con cierta frecuencia”, explica Juan José Negro, científico en la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

Los neandertales pudieron cazarlas cuando llegaban al anochecer a las cuevas para pasar la noche. Con ayuda del fuego, podían generar luz suficiente para asustarlas hacia el interior

Antonio Sánchez-Marco, del ICP

Para determinar cómo pudieron capturar estas especies de córvidos, muy esquivas y desconfiadas durante el día, los investigadores recurrieron a lo que se conoce como método actualístico: infiriendo comportamientos pasados por analogía con hechos del presente.

“La captura a mano de chovas en las cavidades que emplean para dormir en la noche, sin ninguna tecnología adicional más allá de fuentes de luz portátil (antorchas), nos induce a pensar que los neandertales pudieron cazarlas cuando estas llegaban al anochecer a las cuevas para pasar la noche. Con ayuda del fuego, que ya dominaban, podían generar luz suficiente para asustarlas hacia el interior de la cavidad y atraparlas”, señala Antonio Sánchez-Marco, del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y coautor del estudio.

El comportamiento social de las chovas para dormir en la noche permite la captura a mano y de forma simultánea de numerosos ejemplares. Además, al ser asustadas y perseguidas en las cuevas, tienen tendencia a volar hacia su interior. Esto, señala el estudio, facilitaría las capturas. Y a ello contribuiría también la adaptación para la visión escotópica (con poca luz) de los neandertales, puesto que tenían ojos más grandes que los del Homo sapiens.

Referencia:

Blanco G., Sánchez-Marco, A. & Negro, J. J. (2021). "Night Capture of Roosting Cave Birds by Neanderthals: An Actualistic Approach". Frontiers in Ecology and Evolution, 9, 733062. DOI: 10.3389/fevo.2021.733062

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