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YA SE ENSAYA CON EL USO DE LENTILLA DIGITALES

¿Google Glass? El futuro son las lentes de contacto conectadas

Podría parecer que la humanidad está condenada a llevar gafas, Pero no. Los humanos del futuro, probablemente, usen lentes de contacto. Y no será por miopía. Eso es otro asunto. Lo harán para conectarse a internet y porque la tecnología se irá pegando al cuerpo hasta que sea imposible diferenciar dónde empieza la biología y dónde nace la máquina. Por eso en el dibujo que hacen los científicos del futuro, allá por 2100, los humanos llevan lentes de contacto en vez de anteojos. Y serán especiales.

Prototipo de gafas de la empresa Meta

Prototipo de gafas de la empresa Meta TecnoXplora

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El físico estadounidense Michio Kaku piensa que las lentes reemplazarán a las gafas. La certeza del coautor de la Teoría de Campos de Cuerdas se basa en todo lo aprendido después de entrevistar a más de 300 tecnólogos y científicos que están trabajando en nuevos dispositivos.

En su libro 'La física del futuro' describe así un día cualquiera: “Usted se pone las lentes de contacto y se conecta a internet. Parpadeando, ve las webs tal como se iluminan en la retina de su ojo y, mientras toma un café, va escaneando los titulares que aparecen en sus lentes de contacto”.

En realidad es muy probable que no haya que esperar a 2100 para que alguien comience así el día. En 1990 empezaron las primeras investigaciones de unas gafas que pudieran conectarse a internet. Lo hizo el MIT Media Lab. Kaku las probó y, según cuenta en su libro, “mirando el interior de la lente, podía ver con claridad toda una pantalla de ordenador. Me sorprendió la nitidez con que la veía, casi como si la pantalla estuviera ante mi cara”.

La tecnología se fue perfeccionado. En 2010 el ejército estadounidense desarrolló un prototipo llamado Land Warrior para mostrar sobre el terreno dónde estaban las tropas propias y las enemigas. Era un casco que, mediante una pantalla en miniatura sujetada a un lado, geolocalizaba las posiciones de las tropas, los tanques y los edificios, según relata Kaku en su libro.

Poco tiempo después las Google Glass saltaron a los medios. Era la primera vez que muchas personas oían hablar de unas gafas conectadas a la Red y capaces de tomar fotos y vídeos para publicar al instante en redes sociales. Pero, igual que no son las primeras, tampoco son las únicas. La compañía Meta lleva años desarrollando prototipos de gafas con sensores que pueden interactuar con imágenes de realidad aumentada. Es decir, desplazar y modificar hologramas con sus propias manos.

El primer prototipo, Meta 1, necesita estar conectado al ordenador, pero el que acaban de presentar, Meta Pro, tiene wifi y bluetooh. La compañía ha empezado a producirlas y las venderá a partir del próximo mes de junio a un precio de 3.000€.

El despegue de estos nuevos dispositivos hace pensar que es muy probable que no haya que esperar un siglo para utilizar unas lentes de contacto con conexión a internet. Hace años que están en desarrollo. Uno de los pioneros en este campo es Babak A. Parviz. El ingeniero especializado en electricidad, electrónica y electromagnetismo presentó en 2009 un prototipo de lentes biónicas con acceso a la Red. Lo más sorprendente es que tienen un aspecto idéntico a las lentes para corregir la visión. La diferencia es que en su interior hay un chip y una pantalla LCD.

Parviz las probó hace cuatro años en unos conejos y aseguró que no hacen daño a los ojos porque el material es orgánico.

En su libro, Kaku indica que “una ventaja de las lentes de contacto con internet es que utilizan una potencia tan reducida (solo unas pocas millonésimas de vatios) que resultan muy eficientes en sus requisitos energéticos y no agotan la batería”.

“Otra ventaja es que el ojo o el nervio óptico son, en cierto modo, una extensión directa del cerebro humano, de tal forma que logramos acceso directo al cerebro sin tener que implantar electrodos”, escribe. “El ojo y el nervio óptico transmiten información a una velocidad superior a la de una conexión de alta velocidad a internet. Por lo tanto, una lente de contacto con internet ofrece quizá el acceso más eficiente y rápido al cerebro”.

Para el tecnólogo Mauro Fuentes, “la 'wearable technology' es una moda cada vez más constante”. Ya hay “pulseras que miden actividad física, anillos que cuentan las pulsaciones, gafas como las de Google que, en realidad, son smartphones integrados en nuestra visión...”, dice el experto y usuario de varios de estos dispositivos.

“Muchos quieren disponer de tecnología puntera pero no desean que se vea demasiado. Por eso la integración con objetos cotidianos será cada vez mayor. Ya existen camisetas que miden las constantes físicas de embarazadas, por ejemplo, o cascos destinados a monitorizar jugadores de fútbol americano. Y claro, que una tecnología parecida a la de las gafas de Google llegue a las lentillas es cuestión de tiempo”, considera.

La excesiva discreción de una tecnología, sin embargo, plantea problemas éticos, según Fuentes. “Cuando estemos con una persona ¿habrá manera de saber si viste una de esas lentillas? ¿Nos estará haciendo fotos con ellas? ¿Estará indagando en nuestros perfiles sociales para acertar el tiro de la conversación? Todo tiene dos caras...”. En las Glass, por ejemplo, se incorporará un led para avisar de que se grabe... pero ¿dónde meter un led en unas lentillas?

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