Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron modelos matemáticos y datos experimentales sobre moscas para demostrar que estos genes pueden propagarse fácilmente si surten efecto después de que se detiene la reproducción femenina. "Los genes compartidos unen a los sexos en un tira y afloja evolutivo --señala el profesor David Hosken, de la Universidad de Exeter--. La selección está tratando de empujar a hembras y machos en diferentes direcciones, pero el genoma compartido significa que cada sexo impide que el otro alcance su nivel óptimo".

"Algunos genes harán un buen hombre, pero una mala mujer, y viceversa. Sin embargo, después de que las mujeres alcancen la menopausia, ya no se reproducen para transmitir sus genes, lo que significa que la selección (que es la reproducción) en las mujeres se debilita enormemente. Entonces, después de ese punto, se acumulará cualquier gen que mejore la condición física masculina de los últimos años de vida, incluso aunque dañen la condición física femenina", señala el profesor.

Hosken cree que es importante tener en cuenta que la supervivencia y la salud no son lo mismo, y que la acumulación de genes de beneficios masculinos en la vida dependía de la capacidad de los hombres para continuar reproduciéndose después de la edad de la menopausia femenina.