Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística revelan que en 2023 se registraron 4.116 muertes por suicidio en España, más de 11 cada día, mientras que los intentos autolíticos podrían superar los 80.000 casos al año. La AEP recuerda que hasta en el 70% de estos casos hay problemas de salud mental originados en la infancia o adolescencia, periodos críticos para el desarrollo de la identidad, las habilidades emocionales y sociales, y los mecanismos de afrontamiento.

Durante estos años pueden aparecer trastornos de ansiedad, depresión, problemas de conducta, trastornos alimentarios o adicciones comportamentales, así como consolidarse factores de riesgo como el acoso escolar, la violencia o experiencias traumáticas. Detectar y tratar estos problemas a edades tempranas no solo reduce el riesgo en la edad adulta, sino que protege a los menores de conductas autolesivas e ideación suicida.

Un estudio de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP), publicado en Anales de Pediatría, evidenció un aumento del 122% en el diagnóstico de “suicidio/intento de suicidio/ideación autolítica” y un 56% en intoxicaciones no accidentales por fármacos tras la pandemia. El perfil más frecuente fue el de una adolescente de unos 15 años, mayoritariamente mujeres, y un tercio de los casos no contaba con diagnóstico psiquiátrico previo. Más de la mitad de los adolescentes españoles con problemas de salud mental no pide ayuda ni habla de ello con nadie, según Unicef, un dato que la doctora Paula Armero considera alarmante y que subraya la necesidad de que los pediatras actúen como referentes en este ámbito.

Para prevenir el suicidio, la AEP propone reforzar la atención pediátrica en salud mental mediante formación específica en prevención, detección precoz y acompañamiento, así como mejorar la coordinación entre niveles sanitarios, educativos y sociales.

También aboga por intervenir temprano con las familias, fomentando parentalidad positiva, gestión de emociones, prevención del acoso escolar, trastornos de la conducta alimentaria y uso responsable de dispositivos digitales. Romper el estigma y hablar de salud mental con naturalidad es otro pilar fundamental, de manera que niños, adolescentes y familias sepan cuándo y dónde buscar ayuda.

Hablar de salud mental salva vidas e invertir en prevención hoy es garantizar el bienestar de las generaciones futuras, concluye la coordinadora del Comité de Salud Mental de la AEP.