El 78% de los participantes en este estudio eran capaces de identificar cuatro de cada cinco aromas, el 14% podía nombrar sólo tres de cada cinco, el 5% solo podía identificar dos perfumes, el 2% tenía habilidades para nombrar uno y el 1% no fue capaz de identificar ni un solo olor.

Cinco años después de esta prueba, casi todos los participantes que no identificaron ni un solo olor, fueron diagnosticados de demencia.

"Estos resultados muestran que el sentido del olfato está estrechamente relacionado con la función cerebral y la salud", explica el autor principal del estudio, Jayant M. Pinto, profesor de Cirugía en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, y especialista que estudia la genética y el tratamiento de las enfermedades del olfato y sinusales. "Creemos que la capacidad del olfato específicamente, pero también la función sensorial más ampliamente, puede ser un signo temprano importante, indicando las personas con un mayor riesgo de demencia", añade.

Los expertos insisten en que la pérdida de olfato puede suponer una señal importante de existe un daño significativo y una manera identificar a aquellos pacientes con un alto riesgo de deterioro cognitivo.

El nervio olfativo es el único nervio craneal directamente expuesto al medio ambiente. Las células que detectan olores se conectan directamente con el bulbo olfatorio en la base del cerebro, exponiendo potencialmente el sistema nervioso central a peligros ambientales como la contaminación o los patógenos. Los déficits olfativos son a menudo un signo temprano de la enfermedad de Parkinson o de Alzheimer y se agravan con la progresión de la enfermedad.