El nuevo modelo clasifica a las personas en distintos grupos de riesgo de progresión de la aterosclerosis, con el objetivo de identificar a quienes podrían beneficiarse de una intervención temprana y personalizada. Según los investigadores, esto permitiría frenar o incluso revertir el desarrollo de la enfermedad antes de que cause un infarto o un accidente cerebrovascular.

Para desarrollar el sistema, el equipo analizó datos de tres grandes cohortes europeas, SCAPIS, UK Biobank e IMPROVE, y logró distinguir cuatro categorías de riesgo, que van desde bajo hasta muy alto. Además, el estudio identificó varios genes relacionados con los eventos cardiovasculares, entre ellos una variante en el gen IL6R, implicado en la regulación de la inflamación asociada a la aterosclerosis.

Esta variante genética mostró un efecto moderado en la población general, pero se observó que aumenta considerablemente el riesgo de infarto en los individuos con riesgo cardiovascular muy elevado.

"Este es un descubrimiento importante porque nos brinda la oportunidad de intervenir en una etapa en la que la enfermedad aún es asintomática. En esta etapa, la aterosclerosis puede detenerse e incluso revertirse si se toman las medidas adecuadas. Nuestros resultados pueden ayudar a diseñar intervenciones específicas para cada paciente que conduzcan a una mejor salud", explica Bruna Gigante, profesora asociada del Departamento de Medicina de Solna en el Instituto Karolinska.

La investigadora añade que el próximo paso será comprobar si los tratamientos que bloquean la vía del IL6R pueden frenar el avance de la aterosclerosis en los pacientes con más riesgo.

Los autores afirman que esta investigación marca un avance clave hacia una prevención cardiovascular personalizada, capaz de adaptar las intervenciones a las características genéticas y clínicas de cada persona.