Se trata de un estudio que ha sido publicado en la revista 'Cancer Research' y que ha revelado un menor impacto de los efectos secundarios de los tratamientos y, al hacer físicamente más activas a las pacientes, también hacía posible prevenir otras enfermedades, como cardiopatías u obesidad, que son determinantes para la reaparición de un tumor.
Los especialistas inisiten en los beneficios del ejercicio físico pero el el problema es que el 70% de los pacientes reduce su actividad, lo que tiene un impacto negativo en su salud y en su calidad de vida.

Por ello, el grupo de investigación Actividad Física-deportiva en Poblaciones Específicas de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) de la UPM han desarrollado un programa de ejercicio grupal específico para tratar los efectos secundarios de los tratamientos del cáncer de mama.

Así, en el estudio, incluyeron a 94 mujeres que fueron divididas en dos grupos, uno de ellos englobaba a las mujeres que realizaban ejercicio físico y el otro a los pacientes que no realizaban ningún tipo de ejercicio y que mantenían su estilo de vida habitual. 

Los resultados llegaron a la conlusión que aquellas mujeres que participaron en el programa de ejercicio físico, mejoraban su calidad  de vida y dedicaban su tiempo a practicar algún deporte. 

También se pudo observar como estas pacientes reducían su fatiga crónica que es uno de los efectos secundarios más habituales en personas que padecen esta enfermedad.

Todas estas conclusiones muestran que un programa de ejercicio supervisado por un profesional especialista en ejercicio oncológico puede ser una intervención muy beneficiosa para pacientes de cáncer de mama.