La molécula de ADN es químicamente inestable generando lesiones del ADN de distinta naturaleza, por lo que es necesario la detección de daños en el ADN, la señalización y la reparación, conocidos como la respuesta al daño de ADN.

"En los organismos superiores, el ADN se une con las proteínas en complejos llamados el nucleosoma. Cada aproximadamente 200 pares de bases se organizan en nucleosomas, lo que consta de ocho proteínas histonas, que, como el hilo en la bobina, enrolla la doble hélice del ADN, que se enrosca en dos bucles superenrollados. Parte de la superficie de la hélice de ADN se oculta, ya que interactúa con las histonas. 

Todo nuestro genoma está formado de esta manera, a excepción de las áreas de las que la información se está leyendo actualmente", explica el investigador principal, Vasily M. Studitsky, jefe del Laboratorio de Regulación de la Transcripción y Replicación de la Facultad Biológica de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú.

El denso embalaje permite a la molécula de ADN encajar en un núcleo de la microscópica célula, pero hace de las superficies de ADN inaccesibles a las enzimas de reparación, las proteínas que gestionan la "reparación" de regiones de ADN dañadas.

El daño del ADN, si no se repara, conduce a la acumulación de mutaciones, la muerte celular y el desarrollo de distinats enfermedades.

El equipo dirigido por Studitsky investigó el mecanismo de detección de roturas en ADN de cadena sencilla en las que se pierde la conexión entre los nucleótidos en una cadena en los lugares donde el ADN se une a las histonas. 

Se sabe que para la síntesis de una proteína, la información escrita en el código genético, lo que podría imaginarse como el manual para su montaje donde tripletes de nucleótidos coinciden con ciertos aminoácidos, debe salir del núcleo hacia el citoplasma de la célula.