Dra. María Alonso de Leciñana, Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología

El ictus es una enfermedad cerebrovascular con un gran impacto sanitario y social debido a su elevada incidencia y prevalencia, y a que constituye la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia después de la

enfermedad de Alzheimer.

Según los datos epidemiológicos, cada año se producen aproximadamente 72000 casos nuevos de ictus en España y aproximadamente 93000 ingresos hospitalarios por ictus, lo que supone un 2.2% del total de hospitalizaciones.

El ictus es la segunda causa de muerte en nuestro país, y la primera en las mujeres. Cada año se producen 27000 muertes por ictus en España, de las cuales 15.000 son mujeres.

Según datos de prevalencia, habría aproximadamente 662000 españoles afectados, de los cuales entre 350.000 y 400.000 tendrían algún tipo de secuela limitante de su actividad cotidiana.

Se prevé un aumento de estas cifras, debido a un mayor número de casos incidentes relacionado con el aumento de la esperanza de vida y el crecimiento de la población. Si bien la incidencia en tasas por 100.000 habitantes está reduciéndose debido a las medidas preventivas eficaces, aumentará el número total de sujetos afectados.

No sólo son las secuelas motoras o del lenguaje las que limitan las actividades de estos pacientes. En un porcentaje elevado de los casos los pacientes sufren trastornos cognitivos o del ánimo como consecuencia del ictus, lo que dificulta la reincorporación a sus actividades previas.

Los pacientes con ictus presentan un peor estado de salud autopercibida, mayores limitaciones para realizar sus actividades cotidianas y de cuidado personal y peor calidad de vida que las personas con otras enfermedades crónicas. Por grupos, estas consecuencias del ictus se dan en mayor proporción en mujeres y en sujetos por encima de los 65 años.

Todos estos datos tienen un gran impacto sanitario, económico y social. El ictus consume una importante cantidad de recursos sanitarios. Sin embargo estos son sólo responsables del 30% de su coste total. El monto más importante del coste generado por el ictus (aproximadamente el 68%) depende de los costes directos no sanitarios, derivados de la necesidad de ayudas y cuidados, costes, que en su mayor parte son sufragados por el propio paciente y su familia. Se estima que en España, el coste generado por cada caso de ictus es de aproximadamente 27700 euros en el primer año, lo que supone 1990 millones de euros anuales. De estos sólo 623 millones corresponden a la hospitalización.

A la hora de evaluar los costes directos no sanitarios, debemos tener en cuenta que estos se prolongan durante toda la vida del paciente. Estos costes se han estimado en unos 6500 millones de euros.

Más allá del coste económico no debemos olvidar el coste personal y familiar causado por el impacto del ictus en la vida del paciente y de los que lo rodean.

Dr. Exuperio Díez Tejedor, Presidente de la Sociedad Española de Neurología

Frente a estas cifras dramáticas debemos transmitir un mensaje positivo:

Casi el 90% de los ictus se pueden prevenir con un adecuado control de los factores de riesgo modificables de esta enfermedad y el tratamiento de los mismos. Se debe eliminar el consumo de tabaco y alcohol, llevar una dieta adecuada rica en frutas, verduras y cereales y pobre en azúcares refinados, grasas y proteínas animales, realizar ejercicio físico y evitar la obesidad, así como realizar un tratamiento y seguimiento adecuado de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia, fibrilación auricular u otras enfermedades vasculares.

Una vez ocurrido el ictus el tratamiento adecuado y urgente es esencial. El paciente debe saber reconocer los siguientes síntomas y signos de alarma de ictus, que se pueden dar por separado o en combinación: pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, afectando a cara, brazo y/o pierna, pérdida de la capacidad para hablar o para entender, pérdida de visión en un lado del campo visual, imposibilidad para mantener el equilibrio o dolor de cabeza muy intenso e inhabitual. Ante cualquiera de estos signos hay que solicitar atención urgente llamando al 112. Pues los servicios de urgencias trasladarán al paciente al centro más adecuado para recibir el tratamiento que necesite.

De estos tratamientos el ingreso en Unidades de Ictus es el recurso que beneficia a más pacientes. En los sujetos con Infarto cerebral, la restitución del flujo sanguíneo en la zona del cerebro afectada como consecuencia de una oclusión vascular trombótica mediante trombolisis iv o trombectomía mecánica aumentará significativamente la posibilidad de evolución favorable. En España, se están desarrollando los planes regionales de ictus en todas las CCAA, aunque con diferencias en su grado de implantación por el momento. Ello hará posible que cualquier paciente con ictus, pueda recibir la mejor atención independientemente de su lugar de residencia.

Una vez pasada la fase aguda es fundamental organizar los sistemas de atención para que todos los pacientes con secuelas puedan recibir los cuidados de rehabilitación o soporte que necesiten.

En resumen, para conseguir reducir el impacto de la enfermedad es necesario conocer la magnitud del problema con el fin de optimizar la asignación de recursos para la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de los pacientes con ictus. Es fundamental trabajo coordinado de todos los agentes implicados, desde el propio paciente que tiene que involucrarse en su cuidado responsable, aumentando sus conocimientos para mejorar sus hábitos de vida y realizar un adecuado control de los factores de riesgo hasta la Administración que debe implicarse en políticas que favorezcan dichos hábitos de vida saludable, el acceso a medicamentos eficaces y a todos los recursos sanitarios disponibles.

Dr. Jaime Masjuan. Neurólogo

El ictus es hoy uno de los principales problemas sociosanitarios en España dada su elevada incidencia (120.000 casos anuales), las secuelas que produce y su mortalidad (primera causa de muerte en la mujer). La manera de afrontar esta enfermedad pasa por mejorar su prevención como por saber reconocer los síntomas cuando aparece y poder ser atendido en una Unidad de Ictus. Tras el ictus se deben extremar las medidas de prevención para evitar una recurrencia y se debe realizar un buen programa de rehabilitación de cara a disminuir las secuelas.