Safya es una niña de cinco años que adora el baile pero no puede bailar, ni correr, ni nadar con la intensidad que le correspondería a una niña de su edad. 

Safya padece la enfermedad de Qt largo, en grado dos, lo que significa que puede padecer arritmias que le pueden provocar la muerte. 

Desireé también sufre esta enfermedad y lleva un desfibrilador interno, que sí coste la Sanidad Pública, pero muchos médicos consideran que ponérselo a menores de 12 años es muy peligroso.

Desireeé asegura que cardiólogos de Madrid, donde le han derivado desde su hospital de referencia de Oviedo, por carecer de cirugía cardíaca infantil,  acreditan que es recomendable que Safya tendrá un desfibrilador externo en casa.

El problema es que el sistema público de salud, no suele subvencionar estos desfibilidares externos que cuestan unos 1600 euros.

Sanidad de Asturias, dice que su cardióloga de Oviedo no ha indicado clínicamente que a Safya le haga falta tenerlo en casa, pero que si un médico lo indica expresamente siempre pueden estudiar los casos concretos.

Desireé sí considera vital un desfibrilador en casa y en el colegio de su hija y ha iniciado una campaña de recogida de fondos para comprarlo.

De hecho, exige desfibriladores en los centros públicos, como nosotros con nuestra campaña que ya hemos recogido más de 95.000 firmas para que las comunidades autónomas los instalen en espacios públicos.