El joven perdió el conocimiento y cayó al suelo cuando se estaba disputando el partido en el campo municipal de Sant Cugat del Vallés, en Barcelona,

La gente, que se encontraba allí viendo el partido, como sus compañeros y, después, el médico del campo municipal intentaron ayudar al joven pero el adolescente no respondía a ningún tipo de estímulo.

Entonces recurrieron al desfibrilador automático, que estaba instalado en el campo y fue determinante. El aparato detectó que el jugador podía presentar una fibrilación ventricular y una descarga eléctrica.

Gracias a esta descarga, aplicada por el desfibrilador automático, el futbolista pudo salvar su vida.

Diez minutos más tarde llegó una ambulancia que trasladó al joven a un centro hospitalario donde permaneció ingresado unos días hasta recuperarse completamente.